Comenzaste escribiendo para adultos y luego (por recomendación de una amiga editora, según confesabas en una entrevista) empezaste a escribir novelas juveniles. ¿Fue así? Al adentrarte en este mundo, ¿cuáles fueron tus modelos e influencias? ¿Leíste a otros autores contemporáneos? Si es así, ¿a cuáles?
Leí mucho antes de decidirme. Como le ocurre a tanta gente que no conoce la literatura para jóvenes, yo estaba cargada de prejuicios y de ideas equivocadas. Por suerte, algunas se disiparon leyendo. Otras, cuando conocí a mis lectores jóvenes. Mi mejor influencia siempre han sido ellos, los adolescentes, y fue una suerte comenzar a tratarles. Ahora soy una adicta a las novelas para jóvenes. Procuro seguir de cerca lo que se hace.
La muerte de Kurt Cobain fue tu primera novela juvenil. En ella encontramos un tema recurrente en muchas de tus novelas (como en Laluna.com, El anillo de Irina, El dueño de las sombras): el triángulo amoroso. ¿Es un recurso que usas porque te lo exigen las historias o porque sencillamente da mucho juego?
Es un tema recurrente de la propia vida que, como tantos otros, se descubre en la adolescencia. A mí me interesa contagiar emociones a través de lo que escribo. Por otra parte, creo que nunca he escrito más que de lo difíciles que son las relaciones más próximas (entre padres e hijos, entre los componentes de una pareja, entre hermanos, entre grandes amigos...). Todas mis novelas tratan sobre ello, hable de lo que hable, y por muy otra cosa que parezcan.
Y llegaron los premios, como el Gran Angular en catalán, el Edebé, el Gran Angular en castellano, el Alandar... Aparte de una mayor publicidad sobre las obras ganadoras, ¿qué te han aportado los premios a nivel personal? ¿Sigues concursando? ¿Por qué? ¿Cuál es el premio que ha tenido mayor repercusión para ti? ¿Cuál te gustaría ganar (que aún no tengas)? ¿Alguna anécdota relacionada con algún concurso?
Lectores. Ellos son el premio, realmente: la enorme cantidad de lectores que gracias a un premio llegan a tu obra y que de otro modo no lo habrían hecho. Es por eso que sigo concursando y lo seguiré haciendo, creo, mientras crea que el original que acabo de terminar vale la pena. Lo demás -dinero, las felicitaciones posteriores...- no tiene ninguna importancia y más bien todo lo contrario: puede tener un efecto muy negativo sobre un autor. Es imprescindible comenzar a escribir todos los días como si nada, bueno ni malo, te hubiera ocurrido nunca. Y con respecto al premio que me gustaría ganar... cualquiera que me ayude a conquistar a un solo lector nuevo. Ni que sea sólo uno.
En El anillo de Irina retratas tu amor por la literatura rusa. En concreto, puede decirse que es como una especie de "remake" u homenaje de la novela Primer amor de Turgenev, que aparece mencionada en varias de tus obras. ¿Qué fue lo que te fascinó de esta novela?
Llegué a ella muy joven, y lo que me atrajo en primera instancia fue el título. Yo era una preadolescente enamoradiza y me pareció que una novela llamada Primer amor iba a interesarme. Me gusta contarlo porque es un ejemplo de uno de esos encuentros felices y casuales que ocurren en la vida de todo lector. Sin saberlo, entré en la gran casa de la literatura rusa, en la que iba a vivir el resto de mi vida. Si la cito es porque forma parte de mis primeras lecturas importantes, las que me moldearon como lectora y, por supuesto, como persona (y más tarde como escritora). Aunque debo reconocer que no la comprendí del todo la primera vez que la leí. Pero, de todos modos, me encantó.
Los ojos del lobo es una novela compleja, con muchos personajes y muchas capas. ¿Es tu novela con la estructura más difícil de construir? ¿Cuánto tiempo te llevó escribirla? Entre esos personajes hay una mención a la propia novelista de la historia, o sea, que tú apareces como uno más de los personajes. Algo que también ocurre en Laluna.com. ¿A qué se deben estos "cameos"?
Yo entiendo la literatura como un juego. Me gusta pasarlo bien cuando escribo, y hacer que se lo pasen bien quienes me leen. Los cameos obedecen a ese interés, pensando, sobre todo, en un lector fiel, a quien le divierta encontrar referencias a otras cosas mías que leyó anteriormente. Mis novelas están llenas de ellos, aunque son discretos. En Los ojos del lobo, en efecto, hay referencia a una historia real: yo estaba escribiendo El anillo de Irina cuando sentí la necesidad de escribir Los ojos del lobo, casi en un arrebato. Por eso en una novela se habla de la otra.
Tus primeras novelas eran de carácter más realista y más centradas en temas de problemática social (la violencia xenófoba en Te diré quién eres, las peleas ilegales de perros en Hot dogs, los embarazos no deseados en El circuito de Montecarlo) o en relaciones sentimentales (La muerte de Kurt Cobain, Laluna.com y El anillo de Irina) y ahora, en cambio, estás tendiendo más hacia el fantástico (Arcanus, El dueño de las sombras, Dos lunas). ¿A qué crees que se debe este cambio? ¿Estabas cansada del género realista o es una petición por parte de los editores, debido al boom de Harry Potter?
Me voy cansando del género realista y del fantástico sucesivamente, por eso los alterno. Me atreví por primera vez con El dueño de las sombras, y sé que me iré dedicando a uno o a otro según sienta necesidad. Ahora, por ejemplo, siento que debo tomarme unas vacaciones de lo fantástico, y empiezo a trabajar en una historia realista con grave conflicto familiar, las que de algún modo considero mi especialidad. Y seguro que después de terminarla, sentiré mucho deseo de regresar a mis fantasmas y mis demonios. La cuestión es no aburrirse. El aburrimiento es un derroche que la literatura no se puede permitir.
¿A qué se debe esa influencia de la luna en tus novelas? Hay tres de ellas en las que la luna aparece en el mismo título (Laluna.com, Pídeme la luna, Dos lunas). ¿Te consideras lúnática?
Casualidad, por difícil que resulte de creer. Ni yo misma me lo explico. ¿Será que soy lunática? Prometo pensarlo, aunque me tengo por persona sensata. Será más bien que me gusta como suena la palabra "luna" en los títulos. ¡Es tan importante que un título suene bien!
Dentro de tu gran versatilidad, capaz de tocar todos los géneros, tienes dos sagas que parecen enfocadas para chicas (Inseparables) y chicos (Arcanus). Hablanos un poco de cómo surgió cada una de estas sagas. ¿Qué tal están funcionando?
Inseparables fue un encargo editorial. Lo acepté como quien hace un sacrificio enorme y fue una decisión que me cambió el modo de pensar: he aprendido más cosas de esta serie supuestamente para niñas que de todas mis otras novelas. He aprendido, por ejemplo, que no hay género que rebaje a un autor. Y que en cambio hay muchos autores que rebajan géneros sin cesar.
Aprendí que todo conlleva retos, si se afronta con la ambición suficiente. Y que escribiendo aquello que no habrías escrito de manera espontánea es cuando realmente se aprende a escribir. El caso de Arcanus fue muy distinto. Es una idea mía al cien por cien, que contiene todas mis filias y fobias y que comencé a imaginar hace muchos años, viendo un espectáculo de circo. Entonces pensé que un circo era un buen punto de encuentro para un grupo de chicos y chicas. Fue la primera idea, a la que le faltaba aún mucho trabajo, claro.
En el caso de Arcanus, si no nos equivocamos son una docena de títulos. ¿Cómo se convence a un editor para publicar doce libros?
Se convence al editor de que tu colección es interesante. El número de libros, la periodicidad, las características de la serie y todo lo demás, se consensa. Un proyecto así nunca es individualista, sino un trabajo en equipo en el que tu texto sólo es una parte.
Un par de dudas más sobre Arcanus: ¿tienes claros los nombres y poderes de los siguientes Arcanus que darán título a los futuros libros? ¿Nos puedes adelantar alguno? Y una curiosidad: sospechamos que el personaje de César de Babel está basado o inspirado en el escritor César Mallorquí (cuyo blog se llama La fraternidad de Babel), ¿hemos acertado? ¿Hay algún otro guiño que se nos haya escapado?
Tengo claros los nombres, edades, ubicaciones, descripción física, manías, carácter y dones de todos los Arcanus desde antes de escribir el primero. No se puede improvisar en una colección: los lectores jóvenes son muy receptivos y pescan cualquier gazapo que se te escape. Por eso hay que evitar los gazapos teniendo antes las cosas claras. Puedo avanzar que la próxima es una chica, Nebbit, de origen real, que posee el don de la telepatía. Habrá muchas sorpresas en los dos últimos títulos, eso también es un avance. Fray César de Babel está inspirado en César Mallorquí, sí. Incluso (un poco) físicamente. Es el guardián de los libros de la sabiduría, creo que el papel le va como anillo al dedo. Y sí, hay algún otro guiño, aunque sin importancia para el lector. Permitiréis que me lo reserve, para que el descubrimiento sea más gratificante.
El inicio de la trama de El dueño de las sombras es la desaparición de una niña. Este tema, la desaparición de alguien, generalmente una chica joven, también es recurrente en otras novelas tuyas. ¿Es un tema que te preocupa? Sabemos que en el caso de Los ojos del lobo tu inspiración fue un caso real que ocurrió hace unos años. ¿Crees que la literatura dirigida a jóvenes debe tratar este tipo de temas? Siguiendo con esta novela, El dueño de las sombras, su estructura nos ha recordado, en su primera parte, al Drácula de Bram Stoker (porque combinas diarios, e-mails, artículos de prensa, etc) y en su última parte, narrada por el djinn, nos recuerda un poco a la voz de Bartimeo, el personaje de la trilogía creada por Jonathan Straud. ¿Es cosa nuestra o realmente te influenciaron estas obras?
Las desapariciones de El dueño de las sombras y de Los ojos del lobo son muy diferentes. En la primera, la que desaparece es una niña de tres años. Debo reconocer que en este caso estoy hablando de mis fantasmas personales (que estoy segura de que comparto con un montón de madres de niños pequeños, como los míos). En la otra, la desaparecida es una adolescente. Ambas tienen en común que me basé en historias tomadas de la actualidad (los periódicos suelen inspirarme muchas tramas), y que luego pasé por el tamiz de lo imaginario para hacerlas más completas. Creo, en efecto, que la literatura debe provocar sensaciones en los lectores, y más cuanto éstos son jóvenes.
Por eso, y porque la emoción me interesa como ingrediente literario, las escojo. En cuanto a las influencias... Drácula, de Stoker, forma parte de mi disco duro como lectora desde los quince años. A Bartimeo le conocí después, y me encantó. Estoy de acuerdo en que tiene algo en común con Eblus, aunque tal vez Eblus es más perverso, de peor calaña. Y también más seductor.
Últimamente estás volviendo, aunque en realidad nunca lo dejaste del todo, a la literatura para adultos. Quedaste finalista del premio Primavera de novela con La muerte de Venus y ahora acabas de publicar dos novelas más (Hacia la luz y El mejor lugar del mundo es aquí mismo, esta última coescrita con Francesc Miralles). ¿Cómo alternas el escribir para jóvenes y para adultos? ¿Existe alguna diferencia?
Yo comencé a escribir para adultos, y no dejaré de hacerlo. Aunque habría mucho que puntualizar en esta cuestión. Por una parte, la literatura para adolescentes no se diferencia en absoluto de la que etiquetamos para adultos. Esa es la razón por la que los adolescentes que son lectores se atreven a leer muchas otras cosas y por la que los adultos a veces disfrutan tanto con los buenos libros para jóvenes. La compartimentación del mercado editorial es, pues, falsa, si hablamos de lectores de más de 14 años. De modo que escribir para unos y otros es la misma aventura, y en ambos casos requiere autoexigencia sin límites, capacidad para construir una trama poderosa y solvencia para desarrollarla. La única diferencia, acaso, venga de la elección de los personajes: si se que van a leerme jóvenes, procuro que puedan identificarse fácilmente con los protagonistas.
¿Cómo se hace para escribir una novela a cuatro manos?
Francesc Miralles y yo trabajamos de modos parecidos. Ambos desarrollamos la trama antes de comenzar a escribir, somos escritores de esquema más que de improvisación. Por eso nuestra escritura a cuatro manos se basó en mucho trabajo previo: diseñamos la historia según los intereses y habilidades de cada cual y luego repartimos el trabajo con coherencia: él escribió la primera parte y yo la segunda. Sé que puede parecer fácil, pero realmente, con Francesc las cosas son fáciles. Ayudó mucho el hecho de que somos buenos amigos.
¿Qué opinas de la actual literatura juvenil? ¿Cómo ves el mercado? ¿Lees a otros autores? ¿Españoles, extranjeros? Recomiéndanos alguno. Una pequeña malicia: ¿J.K. Rowling o Stephenie Meyer?
Se está haciendo muy buena literatura para jóvenes en nuestro país. Hay más autores que nunca, y debuts interesantes todas las temporadas. Por supuesto que leo a otros autores, hay algunos a los que no podría renunciar como lectora ni aunque me lo propusiera. ¿Meyer o Rowling? Según el momento. ¿Por qué debería renunciar a una de ellas, si puedo tenerlas a las dos? Aunque conviene recordar que hay vida inteligente más allá de Rowling y de Meyer, por buenas que sean.
Fuiste crítica literaria. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Sigues en activo? En nuestra pequeña revista hacemos reseñas de libros juveniles (y algunos de nuestros lectores también nos envían reseñas). ¿Puedes darnos algún consejo a la hora de ser críticos?
Soy crítica literaria desde hace tres lustros, por lo menos, y debo reconocer que cada vez me cuesta más hablar de libros que no me han gustado, no acabo de tener claro si me corresponde jugar ese papel. Aunque cuando puedo permitirme el lujo de descubrir a un nuevo autor y recomendarlo con entusiasmo sincero, merece la pena. Sólo por eso sigo en la crítica (desde hace ya mucho tiempo, en El Cultural, de El Mundo).
Sobre el futuro: suponemos que seguirás con Arcanus y con Inseparables para siempre (¿cuántos libros son en total?). ¿Tienes pensado hacer alguna segunda parte de algún otro libro tuyo como El dueño de las sombras o Dos lunas?
Inseparables para siempre se terminó hace tiempo, aunque ahora se están reeditando los libros con nuevas cubiertas y sé que seducen a nuevas lectoras. Con Arcanus me queda aproximadamente un año de trabajo y sé que les voy a echar de menos cuando estos chicos vivan su vida sin mí. Ahora estoy con una especie de segunda parte de El dueño de las sombras, llamada Vampiros de Oriente, que me tiene entusiasmada. Me lo he pasado muy bien con Eblus, es un personaje maravilloso. Tan seductor que comienza por seducirme a mí, que de algún modo soy su madre, el muy truhán.
En tu última novela publicada, Dos lunas, planteas un futuro en el que están prohibidas todas las formas de arte (literatura, cine, pintura, etc) y hay una especie de culto extraño que les obliga a sus acólitos a rezar a las tres de la tarde de una determinada manera ("se hincó de rodillas y bajó la cabeza hasta que su frente tocó el suelo") que nos recuerda a las costumbres religiosas hebreas o del Islam. ¿Es una metáfora velada sobre ese tipo de fundamentalismos? Siguiendo con esta obra: ¿fue muy complicado urdir esta trama que ocurre en diferentes tiempos? Al final de la novela, mencionas a una serie autores de ciencia-ficción. ¿Eres fan de ese género? ¿Alguna recomendación?
La novela es una crítica a todos los fundamentalismos, aunque por desgracia tenemos algunos muy presentes, en nuestros días. También es una crítica a la facilidad de las cosas, al culto a la ignorancia. Y una advertencia sobre el tipo de mundo que podemos estar construyendo. Todo eso, como escenario, porque en realidad es una novela de aventuras que deseo que se lea de corrido, sólo porque la historia lo merece. Lo demás, viene después, como ocurre en la ciencia ficción que me interesa, la más clásica, a cuyos autores cito y rindo homenaje al final del libro. No soy una gran especialista en el género, pero sí una lectora omnívora, que no se cierra a nada, lleve la etiqueta que lleve. Recomendación, ésta: lector, atrévete a entrar en todas las secciones de una librería, sin prejuicios.
Y, para terminar, ¿cuál crees que es el motivo de tu éxito entre los jóvenes?
Ellos saben que estoy de su parte. En todos los sentidos.