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Entrevista a...

Cassandra Clare

El Templo #100 (junio-julio 2024)
Por Elena Romero
191 lecturas

Nos encontramos con Cassandra Clare en mitad de su gira promocional de El guardián de espadas, la primera parte de su nueva bilogía. Madrid fue su primera parada antes de poner rumbo a Avilés para el Festival Celsius 232, en el que era una de las invitadas más esperadas. Esta historia, aclamada por George R. R. Martin, combina magia, vínculos irrompibles entre personajes e intrigas políticas. Con más de ochenta millones de libros vendidos a sus espaldas, la autora aparca la fantasía urbana con la que la conocimos en Cazadores de sombras para sumergirse en el subgénero de la fantasía épica.

En un entorno tan agradable como las inmediaciones del Hotel Rosewood, en pleno centro de Madrid, la autora nos habló de este universo del que te tan orgullosa se siente, Castelana, cuya ambientación está inspirada en las Rutas de la Seda y la Francia renacentista. Hablamos acerca de su evolución como escritora, de la creación de mundos y de cómo está viviendo las reacciones de su público español.

¿Cuál es la diferencia entre este libro y el resto de tu obra?

Creo que para mí la gran diferencia es que en mis otros libros hablaba casi exclusivamente de adolescentes. Los adolescentes cambian muy rápido, sobre todo porque así funcionan las cosas en su mundo. Con ellos, como escritora, tienes que analizar lo que significa hacerse mayor.

Los personajes en El guardián de espadas, en cambio, ya son adultos o jóvenes adultos. Muchos tienen trabajo, si es que consideras que ser un príncipe o un ladrón es un trabajo, claro… En otras palabras, están más asentados en sus vidas. Así que diría que la gran diferencia es que escribo acerca de otro conjunto de experiencias vitales.


Para esta bilogía, por primera vez en tu carrera, has tenido que crear un mundo desde cero. ¿Cómo sabes cuándo ha llegado la hora de parar con la documentación y empezar a escribir? ¿Cuándo te sentiste preparada?

Gran pregunta. Para el universo de Cazadores de sombras, podría decirse que también creé un mundo, pero se encontraba a su vez dentro del nuestro. Era paralelo al real. Aquí, sin embargo, tuve que empezar desde abajo: un nuevo lenguaje, una nueva geografía, una nueva arquitectura, nuevas religiones… Algunos asuntos no eran tan emocionantes como otros, pero como autora debía conocerlo todo.


Pasé cerca de dos años investigando. Fue una época en la que tuve que mantenerme continuamente inspirada, sobre todo para profundizar en la política o en el sistema de las clases sociales, algo clave en la obra. Un día me senté frente a toda la documentación que había reunido y me dije: "Vale, ya tengo suficiente". De lo contrario, ¡me habría pasado el resto de mi vida tomando notas! Además, me di cuenta de que había detalles y preguntas sobre el mundo que no podría descifrar hasta que no empezara a redactar la historia.

Supongo que es diferente para cada escritor, pero es importante saber cuándo parar.

¿Qué conserva la Cassandra Clare actual de la escritora novel?

Pocas cosas hay más emocionantes que publicar tu primer libro. Recuerdo cuando debuté con Ciudad de hueso, el primer tomo de Cazadores de sombras...Fui a la librería y me dediqué a mirarlo durante horas, incluso tuvieron que pedirme que me marchara. ¡Era tan emocionante el simple hecho de verlo en la estantería!

Es cierto que, tras veinticinco libros, esa ilusión abrumadora va desapareciendo, pero aparecen otro tipo de ilusiones, como si el sentimiento se fuera transformando. También, con los años, se gana una relación muy valiosa con los lectores. Suelo utilizar las redes sociales para estar en contacto con ellos. Por supuesto, me gustaría pensar que he ganado sabiduría y que ahora soy mejor escritora que cuando debuté.

En definitiva, siento que por un lado he perdido algunas cosas, pero también he ganado otras igualmente valiosas.

Ya llevas muchos libros a tus espaldas. ¿Cómo afrontas los bloqueos creativos? ¿Cómo logras volver a inspirarte para continuar?


Los bloqueos son parte de la carrera de escritor. Y es algo que hay que asumir porque nos ocurre a todos, sin excepción. Una de las cosas que hago en esos casos es tratar de encontrar el origen del bloqueo. ¿Es ansiedad? ¿Es porque no sé aún cómo continuar con la historia?

En esos casos, necesito refrescar la creatividad. A veces me permito dos semanas de vacaciones en las que dejo la escritura de lado y me pongo simplemente a leer, que siempre es lo que más me inspira. También aprovecho para pasear e ir al cine.

Suelo apoyarme mucho en mi grupo de amigos escritores. Hemos crecido juntos y contar con ellos es un privilegio. Una de mis amigas más cercanas, por ejemplo, es Holly Black.

¿Qué diferencias has percibido entre escribir para un público más juvenil y para uno más adulto? ¿Cuál es el aspecto que más disfrutas de la recepción de los lectores más jóvenes?

Los jóvenes contactan conmigo para decirme lo que les ha gustado: lo mucho que lloran con esta escena, lo mucho que odian a este personaje, lo mucho que les enfada que ocurriera esto, etcétera. Los adultos que acuden a mis firmas, en cambio, suelen decirme simplemente que el libro les ha gustado.

Esa diferencia me resulta fascinante. Los jóvenes ven a través de los personajes: deciden rápidamente quién es su personaje más querido, cuál el más odiado, con cuál se identifican más…, mientras que los adultos, en general, son más desapegados en comparación con ellos.

Si me preguntas qué aspecto disfruto más, diría que es ese entusiasmo, esa manera de estar cien por cien presente en la historia. Tiene sentido: los jóvenes tienen la capacidad de asombrarse más desarrollada. Al fin y al cabo, solo unos años atrás, en la infancia, creían en la magia. Y yo soy una escritora de fantasía.

¿Cómo es tu relación con las críticas más destructivas? ¿Ha cambiado a lo largo de tu carrera como escritora?

Bueno, mentiría si dijera que es un tema que ya no me da vértigo… Cuando empecé a escribir El guardián de espadas, por ejemplo, sabía qué historia quería contar. No obstante, en ocasiones me asaltaba la ansiedad. No podía evitar preguntarme qué buscaban los lectores en general, algo que me ocurre en el proceso de escritura de cada libro. En esos casos tengo que recordarme que yo misma, que soy adulta, sigo buscando lo mismo que cuando era más joven: una buena historia en la que poder perderme y unos personajes con los que encariñarme.

Estaba nerviosa cuando salió mi último libro porque temía que los lectores me vieran como una escritora que solo escribía para niños, pero esto no ocurrió.

Creo que la cuestión, más allá de cómo afronto las críticas destructivas, es cómo afronto las opiniones, tanto los elogios como los ataques. A causa de Internet, la cantidad de feedback es abrumadora. Lo más confuso para mí es el hecho de que las opiniones que recibo puedan diferir tanto las unas de las otras. La crítica más dura viene siempre de la mano de las palabras más halagadoras. Evito buscar y fijarme en las críticas destructivas. Al fin y al cabo, nuestra responsabilidad como escritores es simplemente escribir el mejor libro.


Claro que pensar de esta forma es cuestión de aprendizaje y madurez. He tardado mucho tiempo en llegar a este punto.

A pesar de la oscuridad de muchas situaciones que podemos encontrar en tus historias, siempre pareces buscar la luz. ¿Cómo afrontas estas escenas desde un punto de vista literario y desde el emocional?

Cuando me enfrento a asuntos tan oscuros, tanto emociones como situaciones, intento buscar el lado más humano. En cada experiencia, sea del tipo que sea, hay algo universal. Por eso, cuando describo un luto o una pena muy profunda, lo que hay en el fondo es el amor. Así que, a pesar del dolor, sigue habiendo algo tremendamente hermoso.

Aviso: ¡Spoilers de Princesa mecánica!

Hacia el final de Princesa mecánica, el último tomo de la trilogía Los orígenes, uno de los protagonistas muere. Para mí fue muy triste, pero también había algo luminoso sobre el amor y las memorias que dejó atrás, y sobre eso también escribí.

En la guerra, en el drama, en la muerte… Siempre procuro buscar la experiencia humana desde todos los ángulos posibles. Es una forma de acercar a los lectores a lo que estoy narrando, porque así es más fácil que se identifiquen con las situaciones, sean del tipo que sean.


De hecho, estaba pensando precisamente en ese ejemplo, en el final de Princesa mecánica.

Te refieres a Will, ¿verdad? ¡Lloré mucho escribiendo esa parte!

¿Qué lecturas te han acompañado en la escritura de esta última obra?

La mitad fueron libros de no ficción, sobre todo acerca de las Rutas de la Seda, familias reales e historias de ciudades importantes; me interesaba explorar su creación y desarrollo, pero también su historia del arte, especialmente la arquitectura. En cuanto a libros de ficción… Busqué los que sabía que me ayudarían tanto en el proceso de documentación como en el de redacción. Releí Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin, por ejemplo. También devoré varios libros de Robin Hobb, una autora de fantasía clásica. Y la trilogía de El señor de los anillos me ayudó a la construcción de un mundo desde cero.

En resumen: fantasía épica y libros de no ficción.

Muchas gracias por recibirnos. Esperamos que disfrutes tu estancia en nuestro país y que vuelvas pronto.

¡Gracias a vosotros!

Desde El Templo agradecemos a Crossbooks la invitación a este evento que disfrutamos tanto.