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Entrevista a...

Javier Ruescas

El Templo #48 (octubre 2015)
Por R. A. Calle Morales
5.645 lecturas
Entrevistamos a Javier Ruescas, antiguo compañero y una de las voces que se hace oír de manera más fuerte en el panorama de la literatura juvenil en España. Repasamos con él toda su trayectoria literaria y los proyectos en los que se encuentra inmerso.

Han pasado seis años desde que publicaste tu primera novela Encantamiento de luna. No parece mucho tiempo, pero en este poco más de un lustro hemos visto otras diez novelas publicadas (y otras cuatro que están en camino). Eres un autor muy prolífico y parece gustarte saltar de una historia a otra, pero, ¿te gusta también volver a tus antiguos mundos? ¿Has vuelto a releer Bereth en estos últimos años? Y si es así, ¿cómo ha sido esa experiencia?

© Laura Enrech

Seis años dan para mucho si uno sabe cómo organizarse y tiene historias que contar. La verdad es que muchas veces he fantaseado con regresar a Bereth, pero igual que también me he imaginado escribiendo alguna historia más de Leo y de Aarón, los protagonistas de Play, o visitando Nuevo Mundo, de Tempus Fugit. Sin embargo, tengo ideas nuevas en la cabeza y novelas que necesito escribir. Siempre digo que cuando hojeo mis libros (porque releer nunca he vuelto a releer ninguno una vez publicado) tengo la sensación de estar mirando un álbum de fotos en el cual me reconozco siendo más joven. Y quiero que siga siendo así, aunque a más de uno le daría una capa nueva de pintura para corregir fallos de estilo propios de quien empieza muy joven a publicar.

Publicaste por primera vez muy joven, con apenas veintiún años, pero el mundo de la literatura juvenil no te era extraño: venías de participar activamente en foros de literatura y en páginas web de novelas juveniles. Dinos, ¿cómo acabaste en estos lugares y cómo fue tu experiencia en ellos?

¿Siendo sincero? Buscaba amigos que leyesen. Puede sonar absurdo, y más ahora que con YouTube y las redes sociales es muy fácil conocer adolescentes que leen y comentan sus lecturas, pero por entonces no. Así que fue esa la razón por la que terminé en el foro de Laura Gallego, en el cuál conocí a muchos de mis amigos actuales y con los que creé todas esas páginas web (la de Peter Pan, la de Crepúsculo, etc.) que me permitieron adentrarme de una manera más clara en el mundo editorial y convencerme de que era allí donde quería trabajar en el futuro. ¡Y hasta hoy!

Pasaste de publicar tus primeros trabajos con una modesta editorial a que tu siguiente novela, Tempus Fugit. Ladrones de almas, la editara uno de los sellos más importantes del mercado editorial en España. ¿Cómo viviste ese cambio? ¿Qué supuso para ti?

Tempus Fugit la escribí incluso antes de que llegara a publicarse Cuentos de Bereth en la editorial Versátil. Es tanto el tiempo que suele pasar entre que un manuscrito se valora, un editor se interesa por él, se corrige, se edita y se imprime, que yo aproveché para escribir esta nueva historia sin pretenderlo. Igual que había hecho con el resto de mis libros (incluyendo los que nunca llegaron a publicarse) mandé la novela a todas las editoriales que creía que podían interesarse en ella, esperando que, como había pasado las veces anteriores, me ignorasen o me dieran calabazas. Sin embargo, mi sorpresa fue mayúscula cuando las cuatro editoriales a las que se lo mandé (algunas de ellas pertenecientes a los grupos editoriales más grandes de España) me dijeron que la querían publicar. Fue un sueño hecho realidad con algunos tintes de pesadilla por el agobio que supuso decidir cuál era la mejor opción. Al final me decanté por Santillana porque prometieron que el libro acabaría publicándose para el mercado escolar, ¡y así ha sido! Cinco años después, muchos colegios e institutos continúan poniendo este libro como lectura obligatoria en diferentes cursos de Secundaria, y constantemente tengo la oportunidad de ir a dar charlas a los alumnos para hablar de él.

 

Y desde ahí, otro salto. Porque hasta entonces habías tocado la fantasía, incluso un poco la ciencia ficción o la distopía, pero ahora te sumergías en un trabajo realista. Con la trilogía Play abordabas un tema, la fama, que aunque lejano para mucha gente, estaba en boca de Aarón, un joven actual con el que muchos lectores se podían sentir más identificados. ¿Notaste eso? ¿Crees que se puede llegar mejor al lector con personajes en los que se pueda ver más reflejado?

La verdad es que no me lo planteé en su momento, cuando estaba escribiendo la historia, pero hoy día creo que sí es así. Aunque los lectores jóvenes seguimos emocionándonos con historias que se desarrollan en pasados o futuros cticios y mundos imaginarios, ya no le tenemos miedo a las historias realistas. Al contrario: muchos de los superventas de los últimos años son historias actuales protagonizadas por jóvenes corrientes. Y, como lectores, muchos hemos descubierto que no hace falta un futuro postapocalíptico o una fantasía con dragones para encontrarnos con una historia épica que nos cale hasta los huesos. En cualquier caso, no fue esta la reflexión que hice cuando escribí Play. Tan solo necesitaba contarme a mí mismo esta historia de dos hermanos que saltan a la fama a través de Internet, y el momento actual que estamos viviendo y en el que la desarrollaría, era su cientemente mágico ya de por sí sin tener que añadirle ningún toque de fantasía.

Hablemos de ello: la relación con tus lectores. Eres un autor presente en prácticamente todas las redes sociales. Instagram, Twitter, Facebook e incluso con canal de YouTube. ¿Ya no es su ciente hoy en día con escribir el libro? ¿Hay que estar en contacto con el lector en todo el proceso (durante la escritura del libro, su publicación y tras la lectura)?

Depende de cada autor, como siempre. A mí es que me gusta mucho mantener ese trato con mis lectores. Poder saber qué opinan de mis libros cuando los leen, resolver sus dudas, contarles cómo se me ocurrieron, informarles de las novedades... pero también me encanta poder reunirme con ellos en eventos y rmas, hablarles de los libros que estoy leyendo, las películas que he visto o los videojuegos a los que ando viciado. Me gusta generar este vínculo más allá de los libros, aunque tenga a estos como base en la mayoría de los casos. Y lo bueno es que ahora, a través de las redes sociales, se me permite hacerlo. Del mismo modo soy muy claro en una cosa: las historias que escribo son mías hasta que se publican. Es decir, que no me dejo in uir en el argumento o la trama (sobre todo si es una saga) por mis lectores. Con todo, hoy día es cierto que los autores tenemos que estar más encima de la promoción y ayudar a las editoriales con el trabajo online, etc... Por suerte, yo disfruto mucho con ello y espero seguir haciéndolo activamente con mis futuros trabajos.

La relación con tus fans, quizá ayudado precisamente de estos medios, trasciende las fronteras de tu propio país. Eres muy conocido y querido en Latinoamérica. Hace poco hiciste un viaje a Argentina, cuéntanos, ¿cómo fue la experiencia? ¿Cómo son tus lectores del otro lado del océano?

El viaje a Buenos Aires fue increíble, igual que lo fueron el que hice anteriormente a México y a Colombia. Es imposible no sentirse querido allí. La pasión de los lectores al otro lado del charco es indescriptible, ¡y la paciencia! Algunos de ellos estuvieron hasta cinco horas esperando para que les rmara. Hubo algunos incluso que se compraron Pulsaciones y se pusieron a la cola de la firma, y para cuando llegaron a la mesa, ¡ya se lo habían terminado! La mayoría eran lectores jóvenes, pero también venían muchos padres y madres que no dudaban en agradecerte tu labor y animarte a seguir. En unas semanas viajo de nuevo a México, en concreto a la FIL de Guadalajara, y espero poder visitar otros países el año que viene ahora que Las crónicas de Fortuna, Electro y Pulsaciones han salido allí.

 

Pero volvamos a tus libros. Habíamos dejado tu trayectoria en el momento en que publicabas la trilogía Play, una saga sobre el mundo de la fama. Antes incluso de que terminara esta trilogía parece que le cogiste gusto al género porque publicaste otra novela realista, Pulsaciones. Para este libro, escrito en forma de mensajes de texto, contaste con la ayuda de tu colega Francesc Miralles. ¿Qué os hizo cofluir en esta novela? ¿Cómo surgió la historia que os unió literariamente a ambos?

Ambos habíamos leído novelas del otro y un día en Barcelona decidimos escribir una historia juntos porque los dos estábamos algo más libres de trabajo. Como aparentemente todo estaba ya inventado, y nosotros queríamos hacer algo diferente, fue a Francesc a quien se le ocurrió escribir una historia entera a través de mensajes instantáneos de móvil. Fue una aventura muy interesante, sobre todo por los retos que nos suponía este formato tan particular, pero mereció la pena. Hoy en día es uno de nuestros libros más conocidos y constantemente estamos recibiendo mensajes de lectores tanto de España como de Latinoamérica que descubren por primera vez (¡o por décima!) la historia de Elia y Phoenix, sus protagonistas. Actualmente estamos trabajando en su segunda parte (también una novela autoconclusiva), que cuenta con unos protagonistas diferentes, pero en la que aparecerá algún secundario que los lectores reconocerán.

Y tras analizar la publicación de la trilogía de Play y también de Pulsaciones nos plantamos en el presente año. Otra vuelta de tuerca porque, sí, volvías a la fantasía, pero con unas novelas, Las crónicas de Fortuna, que no estaban dirigidas a tu público habitual de juvenil, sino más a primeros lectores adolescentes. ¿Cómo surgió este cambio de lector objetivo? 

Fue natural, supongo. Vi claramente que esa historia tenía unas características determinadas y unos personajes que me acercarían a lectores más jóvenes. La historia de Fortuna llevaba rondándome la cabeza cinco años, es decir, que en realidad comencé a pensar en ella cuando aún estaba inmerso en la trilogía de Bereth. Aun así, la dejé reposar todo ese tiempo porque sabía que aún no estaba preparado para contarla. Si bien es cierto que el público que tenía en mente al escribirla era el los lectores de once o doce años, el universo circense que quería construir tenía que tener unas bases sólidas y debía conocer muy bien a mis personajes antes de escribir sobre ellos. Al final, he descubierto que muchos lectores de más edad se han adentrado en Fortuna y me emociona descubrir que tanto los más jóvenes como los más adultos disfrutan con unos detalles o con otros de esta trilogía que tantas alegrías me ha dado.

En esta trilogía, de la que aún queda por publicar el tercer libro, queremos detenernos. Primero porque sabemos que es una historia que lleva gestándose muchos años y segundo porque sabemos que te ha dado la oportunidad de colaborar estrechamente con una buena amiga, la ilustradora de las novelas, Lola Rodríguez. Cuéntanos cómo has vivido el proceso de creación de estos libros.

Como bien apuntas, para esta aventura conté con la inestimable ayuda de Lola Rodríguez, que se encargó de ilustrar y diseñar todo el libro. Fue genial tener una compañera como ella en este viaje, sobre todo porque de muchos de sus dibujos también salieron ideas que afectaron a la historia o a los personajes. Me cuesta imaginar el libro sin sus ilustraciones, creo que complementan al texto estupendamente y llegan donde yo no llego. Y en sí, el libro, gracias a ella y al equipo de Destino, es una joyita que da gusto sostener en las manos y leer en papel.

 

Este año, también te ha dado tiempo a publicar otra novela independiente: El (sin)sentido del amor. ¿Cuesta condensar una historia en un solo volumen, acostumbrado a tener varios para desarrollarla? ¿O por el contrario es un alivio poder narrar algo en menor espacio?

Fue un alivio, sin duda. Pero también, como dices, tuvo su complicación obligarme a desarrollar la historia en un solo volumen. Aun así, no descarto en el futuro volver a Lagos de Oná y contar alguna otra aventura de sus protagonistas... ¡qué le voy a hacer, soy incorregible!

Pero por si fuera poco, acaba de publicarse el primer volumen de la saga Electro, coescrita con Manu Carbajo. Adelántanos algo, ¿qué podemos esperar de esta trilogía? ¿Cómo surgió la historia?

La saga Electro comenzamos a escribirla hace ya dos años. Lo bueno es que hemos podido construirla entera antes de que se publicara siquiera el primer volumen. De esta forma, la editorial va a sacar Aura, la segunda parte, ahora en noviembre y la tercera, Némesis, en marzo de 2016. La verdad es que surgió de una forma bastante orgánica: yo tenía una idea para una historia ambientada en un mundo postapocalíptico y Manu tenía otra para un largometraje. Cuando un día hablamos de escribir algo juntos se nos ocurrió mezclar estos dos proyectos y el resultado fue Electro. En esta historia, un chico de diecisiete años llamado Ray se despierta un día en su casa y descubre que el mundo ha cambiado por completo. Su familia y amigos han desaparecido, la naturaleza se ha adueñado de los edi cios y parece que está solo. Es entonces cuando se cruza en su camino Eden, una fugitiva que huye de la tiranía de un lugar llamado la Ciudadela, y juntos, con ayuda de un diario en el que se narra lo que ocurrió en la Tierra, van desvelando los secretos que les han llevado hasta allí. Lo bonito de haber trabajado con Manu en esta historia, entre muchas otras cosas, es que él ha aportado su visión cinematográ ca a la narración, y eso ha enriquecido mucho la trama. También nos ha permitido explorar cuestiones cientí cas, éticas y morales sobre el mundo que estamos creando entre todos y las consecuencias de las decisiones, aparentemente intrascendentes, que estamos tomando día a día.

También tenemos que hacer la pregunta obligada, claro: vuelves a escribir a cuatro manos con otro autor. ¿Cómo es la experiencia? ¿Te has repartido el trabajo igual con Miralles que con Carbajo? Cuéntanos alguna anécdota de cada uno de ellos durante el proceso de creación de vuestras historias.

La verdad es que el modo de trabajo ha sido muy similar en ambos casos: uno escribía un capítulo, se lo pasaba al otro; este corregía lo que tuviera que corregir, escribía el segundo capítulo; se lo mandaba al otro, este aceptaba cambios, corregía el segundo, escribía el tercero, y así hasta el final. Suena lioso así leído, pero en resumen es sencillo: la mitad del libro la escribía yo y la otra mitad, el otro. Lo bueno es que en el caso de Manu podíamos quedar en persona para hablar de la historia, mientras que en el caso de Francesc, como él vive en Barcelona y yo en Madrid, lo tratábamos todo por e-mail. De Francesc, recuerdo con especial cariño los días que se vino al Escorial, cuando yo aún vivía con mis padres, para terminar de dar forma a la versión casi definitiva de Pulsaciones. Fue muy divertido pasar las mañanas escribiendo en la buhardilla y después salir con mis padres a cenar o a dar un paseo y contarles lo que habíamos avanzado. Y de Manu, que a veces teníamos las conversaciones sobre la novela por teléfono y él, por entonces, compartía habitación con su hermano Álvaro. Así que después de una media hora hablando sobre determinado tema de la historia, se oía la voz de Álvaro en la distancia pidiéndonos que nos calláramos porque le estábamos destripando toda la trilogía. Y tenía razón. Ahora, a nuestro favor he de decir que ahora que se está leyendo los libros con esa no recordar nada de lo que hablábamos en ese momento... (¡Fiuuu!).

 

Y parece que con esto llegamos al final de tu obra (por el momento). Pero es que tú eres mucho más que un escritor. Como hemos dicho eres un miembro muy activo de la comunidad de escritores de juvenil, pero no solo a título personal, sino que también se ha solicitado tu presencia para ser jurado de premios literarios o para organizar festivales. ¿Cómo ha sido tu experiencia en estas labores?

Pues todas ellas han sido experiencias muy amenas y enriquecedoras. Cuando fui jurado del Premio Caja Granada de literatura juvenil, que publica la editorial Montena, me sentí muy honrado y lo pasé estupendamente valorando las obras y después reuniéndome con los demás miembros para debatir. En cuanto a los festivales, me encanta participar en ellos y organizarlos (¡sobre todo el Celsius 232 de Avilés, en Asturias!). Es una oportunidad genial para conocer a nuevos autores, ver a viejos amigos y reunirnos todos con nuestros lectores. Lo mejor es ver cómo cada año parecen surgir nuevos puntos de encuentro de estas características en diferentes ciudades de España. Desde aquí animo a todos los lectores a asistir alguna vez a alguno porque se pasa en grande.

No sabemos muy bien de dónde sacas el tiempo pero, además, das clases de escritura. Algo que nos parece muy interesante. Por favor, cuéntanos, ¿qué haces en esas clases y cómo llegaste a ejercer de profesor de otros futuros escritores?

Todo comenzó con mis vídeos en el canal de Youtube.com/ ruescasj. Allí tengo una lista de reproducción dedicada exclusivamente a hablar sobre cómo escribir y publicar una novela, en la cual doy consejos para evitar el bloqueo, trabajar bien los personajes, crear una ambientación sólida, elegir títulos... etc. Pensé que, igual que yo habría querido encontrar algo así cuando era más joven, quizás hubiera otros que también lo estuvieran buscando hoy día... y no me equivoqué. Tiempo después la Escuela de Escritores de Madrid me ofreció ser profesor allí y acepté encantado. Sin embargo, me di cuenta de que muchos de mis posibles alumnos viven fuera de España, incluso de Madrid, y por tanto era más práctico ofrecer estas clases online. Así fue como surgió http://www.escribeunahistoria.com, el portal en el que voy ofreciendo cursos desde Internet y en los que profundizo un poco más en la labor del escritor. Además, aprovecho este lugar para que sea un punto de encuentro para nuevos escritores, en el que puedan colgar sus textos en un foro privado, hacer con ellos videoconferencias y valorar sus trabajos. ¡Estas Navidades volveremos a abrir otra vez y en primavera habrá un tercer curso!

Y hemos dejado para el final, no por ello menos importante, sino todo lo contrario para nosotros, la pregunta sobre El Templo. Tú fuiste uno de los miembros fundadores de nuestra revista en 2007. ¿Qué pretendías cuando te involucraste en la creación de este proyecto? Cómo lo ves hoy, ¿cumplió las expectativas que tenías de él?

Madre mía, ¡qué deprisa pasa el tiempo! Para mí fue un proyecto precioso, que recuerdo con muchísimo cariño y que me emociona ver lo bien que sigue. Creo que mi motivación principal para arrancar con la revista fue la misma que la de los demás: ofrecerle a la literatura juvenil un hueco que en la prensa tradicional no se le daba, pero después se convirtió en mucho más: era un lugar de trabajo en el que debíamos gestionar responsabilidades, tratar con editoriales y autores y entender qué buscaban nuestros lectores; una escuela en la que todos aprendimos a escribir mejor, a saber editar, a aprender de los errores y a estar al día de todas las novedades. Pero sobre todo, para mí, El Templo era un hogar virtual en el que reunirme con amigos apasionados por la lectura. Por suerte, aunque yo ya no estoy ahí, ese lugar sigue abierto y lo visito para enterarme de los próximos libros que se publicarán y, con cada nuevo número, ilusionado al ver cómo ha cambiado todo sin perder su esencia del principio. Así que gracias a todos, de verdad, por continuar ahí, y por esta entrevista que muchas veces soñé responder.