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Entrevista a...

José Antonio Cotrina

El Templo #15 (abril 2010)
Por Javier Ruescas, El hombre que leía demasiado y Carlota Echevarría
6.041 lecturas
José Antonio Cotrina ya es veterano en el arte de narrar historias, pero hace poco se dio a conocer en el mercado juvenil gracias a La Cosecha de Samhein, aunque ya había hecho sus pinitos anteriormente con La Casa de la Colina Negra. Su nueva novela, Los hijos de las tinieblas (segunda parte de La cosecha de Samhein) ya está en las librerías. Su autor ha contestado a nuestras preguntas sobre El ciclo de la luna roja, sus libros anteriores y sus planes para el futuro.

Los hijos de las Tinieblas, la segunda parte de El Ciclo de la Luna Roja, ha salido a la venta a finales de marzo. ¿Podrías contarnos algo acerca del argumento, para nuestros lectores que aún no se han hecho con el libro?

Los hijos de las Tinieblas arranca cinco semanas después de los hechos narrados en La cosecha de Samhein. En el primer libro vimos cómo doce jóvenes de la Tierra acababan en Rocavarancolia, una ciudad desolada, plagada de peligros y magia, donde, según les cuentan, deben sobrevivir por sus propios medios durante un año. En este libro, entre otras cosas, descubriremos por qué les han llevado allí y qué es lo que les hace tan importantes para el reino. También les veremos evolucionar, madurar; enfrentarse día sí y día también a la perspectiva de la propia muerte es algo que curte. Tendrán que sacar lo mejor de sí mismos para sobrevivir y a veces no será suficiente.

Pero la novela no trata sólo de este grupo de chavales, también tenemos a la propia ciudad, Rocavarancolia que es, en esencia, un personaje más en la trama. En Los hijos de las tinieblas vamos a conocer mucho más de su pasado, nos remontaremos en el tiempo hasta su fundación y conoceremos más detalles de la guerra que terminó devastándola. Y seguiremos conociendo los misterios de las criaturas que la habitan, seres oscuros de una ciudad oscura.

Y precisamente ése es uno de los pilares fundamentales de esta parte de la trilogía: la oscuridad, una oscuridad que en esta ocasión no sólo proviene del exterior, también es interna. De alguna manera, de alguna forma, el día a día en Rocavarancolia está volviendo oscuros a los muchachos que Denéstor Tul trajo de la Tierra. Una de las cosas que tenía muy claras cuando me puse a escribir esta saga era que iba a ser de oscuridad creciente. Comienza, si os dais cuenta, de una forma bastante inocente: dos hermanos en una ciudad nevada que piden caramelos en la noche de Halloween. Desde ese punto de partida la novela se va volviendo a cada página que pasa más siniestra. Y en esta segunda parte de la trilogía es donde toda esa oscuridad eclosiona.

Pero no todo va a ser angustia y oscuridad. La saga es, ante todo, una saga de aventuras, y eso es lo que quiero transmitir también. En Los hijos de las tinieblas tendréis acción, sorpresas cada pocas páginas, intrigas, personajes que no son lo que parecen, humor (aunque tirando al negro, todo hay que decirlo) y unas gotas de romance.

¿Hay alguna curiosidad que nos puedas contar acerca de El Ciclo de la Luna Roja? ¿Siempre se ha titulado así? ¿Los personajes siempre han sido los que son?

No, no siempre se ha titulado así. Pero, con vuestro permiso, prefiero reservarme el título original. Una de las razones por las que al final decidí buscar otro fue porque era un título que desvelaba demasiado del argumento. Se corría el riesgo de estropear alguna de las sorpresas del libro y preferí sustituirlo.

Los personajes han ido variando también, tanto de nombre como de número. Al principio eran trece los muchachos que Denéstor Tul cosechaba en la Tierra, pero al final decidí eliminar a uno de ellos. Me gustaba la idea de jugar con una cifra tan llamativa como el “trece”, con todo el matiz negativo que la superstición le da, pero mientras escribía la novela me di cuenta de que podía prescindir sin problemas de uno de esos personajes ya que, en el fondo, no aportaba nada a la trama.

Y hablando de títulos no me resisto a contar una anécdota que me parece muy divertida. El año pasado fui invitado a presentar el libro en la Semana Negra de Gijón y en la información que se pasó a prensa hubo una pequeña (ejem) errata con respecto al título de la saga. En vez de aparecer como El Ciclo de la Luna Roja apareció como El Cielo de la Luna Rosa. Durante toda la Semana Negra (y aún ahora) hacemos bromas al respecto sobre una futura trilogía de fantasía épica en la que ositos amorosos luchan a muerte contra pequeños ponis.

 

El romance (mezclado con la fantasía) está invadiendo las estanterías de juvenil. ¿Encontraremos más amor en esta segunda parte?

Por supuesto. El amor no es una pieza capital en mi historia como lo es en esas novelas que dices que están invadiendo las librerías. Había una pincelada en La cosecha de Samhein, algo más en Los hijos de las tinieblas y la cosa irá en aumento en la tercera.

En Los hijos de las Tinieblas por fin hemos comprendido la complejidad de Rocavarancolia y el alcance del universo que has creado. ¿Se acabará todo con la tercera parte de El Ciclo de la Luna Roja o has pensado en ambientar allí alguna historia más?

Me encanta el universo de Rocavarancolia y todo lo que lo rodea. Creo que su potencial es tremendo. Mi intención es que la historia no termine con el final de la trilogía, que se mantenga viva durante mucho tiempo. Eso no significa que vaya a escribir nuevas novelas que continúen la saga, al menos a largo plazo no pienso hacerlo, pero sí quiero regresar de cuando en cuando a Rocavarancolia y continuar contando historias sobre ella, quizá en forma de relatos. Lo que tengo claro es que intentaré que la historia no acabe cuando escriba la palabra fin en la última página del tercer libro de la trilogía. Haré todo lo posible para que Rocavarancolia continúe. Espero que sea una buena noticia para la gente que esté disfrutando con los libros.

¿Nos puedes contar algo sobre la tercera parte?

Por ahora es la parte que más me está costando escribir y es lógico que lo sea. En ella quedará resuelto todo lo que he ido planteando en las dos primeras entregas y es un trabajo titánico conseguir que todo cuadre. Por ahora estoy muy contento con el resultado. La evolución de los personajes se completará y conoceremos el destino final de todos ellos (trágico en muchos casos). Ya he comentado antes que la oscuridad es uno de los ejes temáticos de la saga, lo seguirá siendo en la tercera parte pero prometo daros un respiro. Ahora, por fin, habrá espacio también para la luz.

Sabemos que tienes un plano de Rocavarancolia para orientarte a la hora de escribir. ¿Vas a publicarlo? ¿Tal vez en el tercer libro? ¿Sabremos más de la génesis e historia de esa ciudad?

Es cierto, preparé un plano al poco de comenzar la historia, más que nada por eso que comentas: necesitaba orientarme, conocer en qué punto se encontraban los personajes y los edificios reseñables de la ciudad. Era una manera de intentar no perderme. Y aún así a veces acababa desorientado, todo hay que decirlo.

Ni el primer libro ni el segundo llevan plano y yo, la verdad, lo prefiero así. De hecho creo que hubiera sido perjudicial para el disfrute de la lectura encontrarse un mapa de Rocavarancolia. En las dos primeras partes de la saga, el lector y los personajes van descubriendo la ciudad al mismo tiempo. De haber tenido un plano que consultar, el lector hubiera tenido un punto de referencia al que acudir y ese proceso de descubrimiento no hubiera tenido la misma gracia. Al menos ésa es mi opinión.

Pero la tercera parte de la novela es diferente. Es cierto que todavía quedan descubrimientos de peso por hacer, pero la presencia de plano no debería representar ningún problema. Si ha llegado hasta el tercer libro ya conoce los bastante bien Rocavarancolia como para que la inclusión de un mapa no le estropee ninguna sorpresa. Imagino que le propondré a la editorial la idea, a ver qué opinan. Eso sí, de ir esa tercera parte acompañada de plano, no será el mío. Aprecio demasiado a mis lectores como para hacerles algo semejante. Es un simple esbozo para guiarme, sin ningún valor gráfico, y lo más oportuno sería buscar a alguien que sí supiera dibujar para dar forma a ese plano.

 

¿Cómo te organizas para no cometer incoherencias en una trama tan compleja?

Antes de nada, señalar que intento no cometerlas, que luego lo consiga o no ya es otra cosa. Cuando te enfrentas a una historia tan larga y complicada como El Ciclo de la Luna Roja tienes que tener las cosas muy claras, la columna vertebral de la historia prefijada de antemano y una idea muy definida de la evolución que van a seguir los personajes, más teniendo en cuenta lo numerosos que son. Tampoco hay que ser estricto, la improvisación también tiene cabida, pero siempre dentro de unos límites.

Hace cinco años que estoy escribiendo esta saga, intento ser cuidadoso, no acelerarme, creo que es la mejor manera de mitigar el riesgo de errores. Y aún así sé que puedo cometer alguno, de eso no se salva nadie. Espero que, de producirse, sean mínimos.

La mayoría de sagas de fantasía pueden simplificarse como una lucha entre el bien y el mal, donde, contra todo pronóstico, el bien triunfa y reina la justicia. ¿Puede haber justicia en Rocavarancolia?

¿Me estás pidiendo que te desvele cómo termina la saga? De todas formas, de entrada, el enfrentamiento del que se habla en la novela no es una lucha entre el bien y el mal o, si lo prefieres, entre la luz y la oscuridad, es un conflicto entre grises. El principal conflicto al que se enfrentan los personajes es con la oscuridad que llevan dentro, hasta el último de todos ellos está tocado por las tinieblas. Ése es, en el fondo, el enemigo más peligroso al que deben combatir.

¿Puede haber justicia en Rocavarancolia? Nos falta un libro para averiguarlo.

Pregunta friki: ¿La cosecha sólo puede llegar a Rocavarancolia de manos del demiurgo?

No, no tiene porque ser así. En el caso de la cosecha de la que trata el libro sí es un demiurgo el que se encarga de ir la Tierra y convencer a los muchachos de que deben ir con él a Rocavarancolia, pero cualquier otro habitante del reino podría haber sido designado para esa tarea.

Si Rocavarancolia dejase de existir, ¿qué pasaría con todas las personas de nuestro mundo que, por decirlo de un modo metafórico, ya han sido tocadas por la luna roja?

Bueno, si estuvieran en Rocavarancolia cuando eso sucediera es muy probable que ellos también dejaran de existir. Si de algún modo hubieran conseguido regresar a nuestro mundo continuarían tocados, por seguir con el modo metafórico, por la Luna Roja.

Si tuvieses “potencial”, ¿preferirías vivir en la tierra o aceptar tu destino, fuera cual fuera, en Rocavarancolia?

Creo que, aun a pesar de los riesgos, la alta probabilidad de muerte y los continuos sobresaltos, elegiría Rocavarancolia. ¡Conocería otro mundo! No podría dejar escapar una oportunidad semejante.

¿Qué opinas de la comparación de tu obra con la de Neil Gaiman?

Uf. Me llena de orgullo. Neil Gaiman para mí siempre será uno de los grandes, sobre todo en lo que cómic se refiere. Tengo la serie de Sandman en un pedestal y algunos de sus cómics son verdaderas obras de arte. Creo que ambos tenemos, por decirlo de algún modo, puntos en común en la imaginería que usamos en nuestras obras, compartimos rasgos comunes en los universos que creamos y en la manera en que los relacionamos con el universo real, pero fuera de eso no veo muchas coincidencias más.

¿Qué tal se han tomado los otros autores del fantástico adulto tu transición a lo juvenil? ¿Te han influido César Mallorquí o Elia Barceló para dar ese paso?

La mayoría lo ven con buenos ojos. Algunos se sorprenden con la libertad que tengo, quizá porque piensan que, de alguna manera, al escribir juvenil debo autocensurarme, eludir ciertas situaciones o suavizar otras. Los que hayáis tenido la oportunidad de leer los dos primeros libros de la saga sabréis que no es así. Si la historia es dura, no escatimo en detalles, no sería justo para los lectores. Estaría haciendo trampas.

Y claro, ver como dos “monstruos” de la literatura fantástica como César Mallorquí o Elia Barceló han dado ese salto con éxito siempre anima, no por compararme con ellos, simplemente por saber que es posible hacerlo.

 

¿Cuál es tu opinión sobre el actual cuento fantástico español (del que eres un reputado y premiado autor)? ¿Nos recomiendas algún autor?

Desde mi perspectiva, el relato fantástico no está atravesando su mejor momento. Y es comprensible si tenemos en cuenta lo complicado que es encontrar sitio donde publicarlos; quien sabe, quizá haya una gran cantidad de grandes escritores de cuentos en la actualidad pero resulta complicado que su obra llegue a los lectores, ahí reside el principal problema. Durante unos años hubo un relativo auge de revistas y antologías periódicas donde tenías la posibilidad de dar salida a tu producción breve pero, poco a poco, la mayoría han ido desapareciendo y ahora mismo el panorama en ese aspecto es desolador. Hay muy pocas editoriales que apuesten por el relato, y menos por el relato fantástico.

Y por recomendar, os recomendaría la obra de Santiago Eximeno, un mago del ultracorto, Marc. R. Soto, un notable escritor de historias de terror y, cómo no, a José María Merino, cuya obra me encanta.

¿Qué diferencias notas entre escribir un relato corto o una novela larga como la Cosecha?

Más que nada es cuestión de intensidad. En un cuento todo es más breve, todo está más comprimido, tienes que darlo todo en un espacio reducido y conseguir atrapar al lector en pocas páginas. La novela, en cambio, requiere otros tiempos, una forma de enfrentarse a la escritura más relajada, al menos de entrada. Pero en esencia es lo mismo: contar una historia del mejor modo posible, unas necesitan más espacio para ser contadas y otras menos.

¿Ya tienes alguna idea de qué vas a escribir cuando acabes con El Ciclo de la Luna Roja? ¿Continuarás con La casa de la Colina Negra?

Mi idea es precisamente ésa: escribir La Magia Muerta, título provisional de la segunda parte de La casa de la Colina Negra. Tengo muchas ganas de continuar esa historia, la cuestión es que se me ha ocurrido el germen para una nueva novela y creo que, aunque daré prioridad a la continuación de La casa de la Colina Negra, intentaré escribirlas en paralelo. También me gustaría escribir algún relato, que es un terreno que tengo prácticamente abandonado desde hace mucho tiempo. Eso sí, lo primero que haré cuando termine El Ciclo de la Luna Roja es tomarme un par de meses de vacaciones, que ya ni recuerdo lo que es eso.

Hemos leído en tu web que el género que más te gusta escribir es la fantasía. ¿Por algún motivo en particular? ¿Crees que la fantasía tiene alguna virtud sobre los otros géneros?

La fantasía, en todas sus vertientes, me encanta. La fuerza de lo que no existe es tremenda. El realismo me gusta leerlo, sí, también lo disfruto, pero para escribir prefiero el fantástico. Me gusta imaginar cosas que no existen. Si tengo alguna virtud como escritor creo que es la imaginación y prefiero proyectarla sobre la fantasía. Me resulta más gratificante hacerlo.

Además, respondiendo a tu segunda pregunta, el género fantástico puede englobar a todos los demás (excepto el realismo propiamente dicho, claro): el género negro, el romántico, el bélico, el político… Todo se puede contar desde un punto de vista fantástico.

¿Tienes mucha relación con tus lectores? De todos los elogios que seguro que has recibido, ¿qué comentario ha sido el que te ha hecho más ilusión?

Me encanta mantenerme en contacto con los lectores, tanto en el blog como en el foro. Me resulta muy gratificante hacerlo. No creo en los escritores encerrados en su torre de cristal, al menos yo no soy de esos, prefiero estar con ellos porque es donde tengo que estar.

Y sí, he recibido bastantes elogios. El Ciclo de la Luna Roja está gustando y mucha gente quiere hacérmelo saber. Es agradable, muy agradable que valoren tu trabajo. ¿Agradable, digo? ¡Es fantástico! Pero el mayor halago para mí es que sigan ahí, que quieran seguir leyéndome, que esperen con ganas mi siguiente historia. Ya sólo por eso merece la pena escribirla.

 

[Nota del equipo de El Templo (21/11/11): la tercera parte de El ciclo de la Luna Roja salió de la mano de la editorial Hidra en octubre de 2011, y se titula La sombra de la luna. Hidra también reeditó los dos primeros libros, tras la cancelación de la saga por parte de Alfaguara.]