♦ Los derechos de la saga se han vendido ya a 26 países. ♦ Actualmente se encuentra trabajando en la tercera parte: Bitterblue. ♦ Por el momento no existe ninguna propuesta para llevarlos al cine. ♦ Escribe siempre a mano en un cuaderno del que no se separa y después lo pasa todo al ordenador a través de un reconocedor de voz según lo va leyendo. En sus palabras, comienza de una manera muy tradicional y termina de una forma muy moderna. ♦ Lo primero que le viene a la mente cuando está construyendo una historia son los personajes. En el caso de Graceling, Po, Katsa y Raffin aparecieron de pronto en su cabeza discutiendo. Ese fue el origen de la novela. ♦ La idea de escribir una trilogía compuesta por libros autoconclusivos se debe a que ella no pensaba escribir más que Graceling, pero después comenzó a preguntarse de dónde habían surgido determinados elementos y eso le dio pie a escribir Fuego. Con el tiempo, su madre le comentó que le gustaba mucho el personaje de Bitterblue y por eso decidió escribir una tercera parte. ♦ Cuando se bloquea se lo toma como un aviso de que está forzando demasiado la máquina y que debe parar. Al cabo de un tiempo vuelve a sentir la necesidad de seguir escribiendo y se pone a ello. También le resulta muy útil releer fragmentos anteriores. ♦ A la hora de escribir se pone tapones para no distraerse. ♦ Sus principales influencias son los libros de Tamora Pierce, Phillip Pullman y los clásicos como las novelas de Jane Austen o Ana de las tejas verdes. ♦ Aunque es muy tozuda a la hora de cambiar cosas que sus editores le marcan, lo hace. Y al final siempre termina dándose cuenta de que ellos tenían razón. ♦ La idea de que los graceling tuvieran un ojo de cada color se le ocurrió una noche, paseando por un sitio repleto de luciérnagas. |
¿Cómo describirías en pocas palabras Graceling y Fuego, las dos primeras partes de tu trilogía?
¡Me cuesta mucho definirlos así! (risa) Veamos… son dos libros que se sitúan en una Edad Media más o menos imaginaria y que tienen como protagonistas a dos mujeres muy fuertes y poderosas.
¿En qué te inspiraste a la hora de crear los reinos de Graceling?
Me inspiré en numerosos libros cuyas historias se desarrollaban en el Medievo, en castillos, bosques nevados, etc. Aunque también se me ocurren ideas mientras voy paseando. No dejo nunca de tomar notas porque luego pueden serme muy útiles a la hora de escribir. Aparte, hay en particular una serie de libros que siempre se me olvida mencionar. Se trata de Novels of the Kingdom, de Cynthia Coigt, con los cuales aprendí mucho. ¡Me encantaron!
¿Qué crees que aporta de nuevo Graceling a la literatura juvenil actual?
Creo que eso es algo que deberíais responder los lectores, la verdad. Si tuviera que elegir algo diría que unos personajes femeninos protagonistas muy fuertes y la peculiaridad de las gracias: que no son superpoderes al uso ya que, en menor medida, lógicamente, los podríamos encontrar en la vida real.
¿Escribiste el libro pensando que querías contar una historia juvenil o tenías en mente otro público?
No me paré a pensarlo, si os soy sincera. Escribía –y escribo- principalmente para mí. O bueno, en parte también para mi hermana pequeña: Catherine. Pero no me sorprendió que el libro finalmente lo publicara una editorial de literatura juvenil. De hecho, me habría extrañado si lo hubieran publicado en una para adultos. Es más, me atrevería a decir que hasta me habría decepcionado un poco (risas). En todo caso, he conocido lectores tanto de once años como abuelas que me han venido a felicitar por la novela. Supongo que, por gustar, puede gustar a todo el mundo, independientemente de la edad.
¿Por qué empezaste a escribir? ¿Qué fue lo que te motivó?
Comencé mi primer libro durante el curso de Escritura Creativa que tomé en la universidad. Fue durante la primavera de 2004 si no recuerdo mal… ¡Madre mía, parece que ha pasado mucho más tiempo! (risas). En la clase me obligaron a escribir y desde entonces no he parado. Poco después de terminar el curso concluí la novela. Después de esa, comencé con Graceling.
Pero no siempre encontraste tanto apoyo, ¿verdad? ¿Qué sucedió para que durante varios años no volvieras a escribir?
Tuve una profesora de poesía hace muchos años a la que le entregué un poema y después de leerlo me dijo que podría entrar en su clase, pero que ella me enseñaría a escribir poesía de verdad. Después de aquello no volví a su clase y estuve sin volver a escribir seis años.
¿Quién te ayudó principalmente a enfrentarte al mundo editorial?
Se llama Liza Ketchum y ha sido mi mentora desde que me dio clase en aquel curso de escritura creativa. Cuando el primer agente se interesó por Graceling fue ella quien me ayudó a dar el paso y sortear las dificultades de una principiante (risas). Después de eso he conocido a muchos escritores con los que me encanta charlar porque entienden lo duro que es esto… y lo bueno de nuestro trabajo.
Para ti, ¿qué es lo mejor de escribir?
Creo que la sensación de luchar y luchar por intentar describir una situación o una sensación. Le intentas dar mil formas, borras, vuelves a probar con otras palabras… y así hasta que das con la manera adecuada, la lees y piensas: es así como tenía que ser. Y a la mañana siguiente relees el fragmento y sigues sintiéndote contento con él. El problema es que eso pasa en muy pocas ocasiones (risas).
Según tu biografía, trabajaste como ayudante de editor entre muchas otras cosas. ¿Qué nos puedes contar al respecto? ¿Sigues teniendo tiempo para dedicarte a ello?
Estuve bastante poco en ese empleo, y fue hace ya muchos años. Si tuviera que destacar algo, diría lo mucho que me sorprendió la cantidad de manuscritos que mi jefa y yo teníamos que leer al día, y la mente abierta que se necesitaba para valorar todo lo que llegaba en su justa medida. El departamento estaba especializado en novelas románticas, así que ya podéis imaginar la multitud de portadas con hombres descamisados y musculosos sosteniendo a mujeres a punto de desmayarse que pasaban por delante de nuestros ojos (risas). No tardé en darme cuenta de que lo que a mí me gustaba era escribir, por eso lo dejé… Bueno, y porque viviendo en Nueva York no podía permitirme pagarme el piso con ese sueldo (risas).
¿Hacia dónde crees que se dirige la literatura juvenil actual? ¿Te has parado a pensarlo ahora que formas parte de ella?
Pues no lo sé… intento no pensar en estas cosas. Estoy, como bien habéis dicho, “al otro lado”: escribiendo. Intento no obsesionarme con lo que los lectores quieren o esperan. Escribo la historia que necesito contar y luego espero que a la gente le guste.
Sabemos que tus libros se comercializan digitalmente y que tienen incluso una versión kindle en Amazon. com. ¿Qué opinas al respecto? ¿Temes que los libros tradicionales lleguen a desaparecer algún día?
Considero que es algo bueno y positivo. Considero un avance cualquier nueva tecnología que acerquela lectura a la gente. Aunque, por otro lado, espero que no desaparezcan los libros tradicionales; echaría muchísimo de menos el pasar las páginas con los dedos.
¿Y en cuanto a la piratería que esto puede conllevar?
Procuro no darle vueltas al asunto. Ahora bien, antes que descargárselos, me gustaría que mis lectores los cogiesen de una biblioteca. Lo otro es, a fin de cuentas, robar.
¿Qué opinas sobre el nuevo boom que se ha producido en los últimos años en la blogosfera? ¿Sigues algún blog?
Me parece un fenómeno muy interesante, útil e importante. Leo muchos blogs, la verdad. Creo que hacen un trabajo magnífico consiguiendo que la gente conozca libros que de otro modo pasarían desapercibidos. Muchos no llegan a leerse porque, ante la cantidad de títulos que hay, los lectores no reparan en ellos.
¿Y te preocupas mucho de las críticas que puedan hacerte? ¿Sigues lo que dicen de ti o de tus libros por la red?
No, de hecho intento no leer ninguna reseña, aunque me envíen el enlace y aseguren que es positiva. Tampoco busco mi nombre en Google para ver qué pone sobre mí o sobre mis libros. Es fácil volverse adicto a ello y que se te llene la cabeza de ruido innecesario que te haga perder el tiempo y que te aleje de tu verdadera labor, que es escribir. Todo eso puede llegar a hacer mucho daño. Aunque también debo reconocer que aprecio mucho que me digan que les ha gustado mi novela.
Tampoco me gusta ver estas valoraciones de libros por estrellitas. Un libro es más que todo eso y creo que merece algo mejor. Un libro requiere hablar sobre ellos, entender las motivaciones del escritor, comentarlo entre amigos… Aunque entiendo perfectamente que se haga así. Tampoco soy partidaria, como lectora, de valorar los libros de otros autores de manera negativa. Simplemente no hablo de libros que no me han gustado. Porque si un título no me gusta y luego el escritor lo ve, puede molestarse u ofenderse, cuando creo que lo importante es preocuparse por quienes sí que han disfrutado con el libro. Además, por experiencia personal puedo decir que esto último puede doler un poco. Lo que importa es el trabajo que hago hoy, no lo que la gente piensa de lo que escribí hace años.
Escribiste Graceling y Fuego antes de que el primero llegara a publicarse. Pero ahora, mientras trabajas en el tercer tomo, Bitterblue, estás recibiendo los comentarios de quienes van leyendo los anteriores libros. ¿Te sientes influida por ellos de alguna manera? ¿Te agobia que tantos lectores te pidan que lo termines pronto?
Más bien todo lo contrario: me obstino para que la presión que la situación puede llegar a suponer no pueda conmigo. Si el libro me pide ir lenta, iré lenta. Llevo trabajando en él mucho tiempo y sigo haciéndolo a diario. Quiero que salga perfecto. Intentaré hacerlo lo mejor que pueda.
Los personajes principales de Graceling y Fuego son dos mujeres con personalidades muy fuertes. ¿Crees que es el tipo de personaje que el lector de hoy en día busca en las novelas?
No sé decir si son el tipo de personajes que el lector busca, pero son los que yo querría encontrarme. Construyo los personajes que necesito para mi historia. Después es genial ver que a los lectores también les gustan y los aprecian tanto como yo.
¿Cómo surgió la idea de incluir las gracias en el libro?
No puedo recordarlo, la verdad. Cuando imaginé a Po y a Katia, ya aparecieron con ellas, por lo que supuse que en ese mundo que estaba empezando atomar forma en mi cabeza debía haber más como ellos. El hecho de pensar que existen unos “elegidos” entre los humanos corrientes es algo que, al igual que a otros muchos autores y lectores, me ha atraído desde pequeña, como los superhéroes y similares… Es divertido creer en ello.
¿Las gracias se te van ocurriendo a medida que escribes la historia o la historia está supeditada a ellas?
Las de los personajes principales aparecen junto al resto de la historia, pero las de los secundarios voy metiéndolas según me conviene o según me parece que pueden dar más juego. De vez en cuando tengo que recordarme: Kristin, mete algún graceling por aquí o por allá (risas). También me son muy útiles cuando necesito que alguien sepa algo y no sé cómo hacer para que ocurra (risas).
¿Algún personaje está basado en alguien que hayas conocido en la vida real?
Hubo una persona que hizo mucho daño a alguien a quien yo quiero. Bien, pues en el tercer libro he metido un personaje realmente despreciable con el cual es imposible que esa persona se identifique, pero que está basado en él. Cuando eres escritor puedes tomarte este tipo de venganzas secretas (risas).
¿Hay alguna gracia que hayas metido debido a alguien en particular?
De alguna manera me gusta pensar que las gracias “existen”. Hay gente que puede influenciar a muchos otros sólo con sus palabras, o que puede pelear con una destreza sobrehumana (ahí tenemos a Bruce Lee, por ejemplo),o que pueden doblarse como si fueran chicles, como los artistas del Circo del sol... Hay humanos que tienen unas cualidades superiores a las de la media. Todas las gracias que existen en los mundos de Graceling son ese tipo de habilidades llevadas al límite; por eso nadie podría teletransportarse porque sí.
Si pudieras elegir una gracia, ¿cuál sería?
Yo creo que poder hablar y comprender todas las lenguas del mundo. Mi hermana es muy buena a la hora deaprender nuevos idiomas, pero yo soy malísima… ¡y la envidio mucho! (risas).
¿Y cuál temerías más?
Aquella que permitiera a alguien poder controlarme con la mente o leer mis pensamientos.
¿Y cuál te gustaría que tuviera tu pareja?
¿Mi pareja?... (risas)… la gracia de poder cocinar… (risas).
Una última pregunta, ¿qué opinas sobre España? ¿Habías estado antes?
¡Sí! Ya había estado en Madrid, Sevilla, Córdoba… Me encanta este país. En Estados Unidos los edificios más viejos que conservamos son del siglo XIX (risas). Da gusto poder salir al balcón de la habitación y ver en la misma ciudad una variedad tan bonita de edificios.
Es realmente inspirador. Gracias a Roca Joven, en particular a Patricia, por permitirnos realizar esta entrevista, y por supuesto a Kristin, a quien deseamos la mejor de las suertes a lo largo de toda su prometedora carrera como escritora.