Margaret Stohl comenzó su carrera como escritora de la mano de Kami Garcia, quien fue profesora de su hija y junto con quien escribió la tetralogía Hermosas criaturas, que se convirtió en un éxito mundial traducido a decenas de idiomas y que obtuvo su propia adaptación al cine. Desde entonces, ha continuado su carrera en solitario, donde encontramos, entre otros, títulos como la bilogía Icons y dos novelas escritas para Marvel sobre la Viuda Negra: Forever Red y Red Vengeance. Además, es una de las actuales guionistas de los cómics de la Capitana Marvel y es conocida por su activismo para con la comunidad LGBT+.
Sabemos que tu círculo cercano de familia y amigos incluye a personas del colectivo LGBT+. ¿Hasta qué punto ha cambiado esto tu forma de escribir?
En Hermosas criaturas no hay personajes gays. Ahora no haría eso. Pero, en esencia, el mensaje era: «Sé tú mismo»; ese es el único mensaje que he tenido siempre. «Sé tú mismo» y también: «Sé un héroe. Porque lo eres. Porque puedes serlo».
Simplemente no creo en dejar que nadie controle quién puede ser el protagonista de la historia, quién puede ser el héroe… ¡o quién puede llegar a ser el presidente de los Estados Unidos! Son cosas demasiado importantes y no creo en reservarlas solo a cierta «categoría» de los humanos. No creo que el mundo deba ser así.
En relación a eso… Has dicho en diferentes charlas que Hermosas criaturas nació como respuesta al tipo de «moda literaria» que arrancó con Crepúsculo.
La pregunta principal para Kami y para mí era: «¿Por qué el único poder de la chica es siempre el poder de enamorarse?». Me niego. Por ejemplo: mis hijas eran esgrimistas, y podrían salvarme a mí, a ellas mismas, ¡a cualquiera! Todas las chicas que he conocido son fuertes, inteligentes y muy capaces. Creo que es una cualidad femenina, en muchos sentidos: salvar a la gente.
Además, también creía que, en ese momento, la literatura juvenil era muy genérica en muchos aspectos. Queríamos romper los arquetipos que se llevaban entonces. Algunos de ellos siguen ahí, pero intentábamos escribir como respuesta a ellos. Por ejemplo, ambientamos la historia en una ciudad pequeñita del sur que estaba llena de personajes extraños, porque la familia de mi compañera Kami era de una ciudad pequeñita del sur, y mi familia era de una ciudad pequeñita de un estado republicano. Así que para nosotras era muy importante no ser genéricas.
Además, escribimos desde la perspectiva de un chico, para que la chica pudiera ser el centro de la historia, la figura misteriosa. Aunque creo que hoy en día no haría eso. Puedo escribir diferentes personajes, pero no me siento tan cómoda escribiendo desde el punto de vista de un personaje con el que no comparto esa experiencia concreta.
Creo que las narrativas en torno a la diversidad están un pelín mas afianzadas en los Estados Unidos de lo que lo están aquí. No creo que os haya llegado aún todo lo que está por llegar. Los grandes superventas actuales son novelas de fantasía llenas de diversidad y generalmente no escritas por autores blancos, o novela romántica contemporánea escrita por autores indios y del este y sureste asiáticos.
Han pasado diez años desde que publicasteis Hermosas criaturas. Desde entonces, has cambiado como autora y has escrito historias muy diferentes. Si regresaras a Gatlin en 2018, ¿cambiaría en algo la historia de Ethan y Lena?
De hecho nos propusieron a Kami y a mí si queríamos publicar una versión especial por el décimo aniversario. Yo dije que prefería que se quedase como está, porque ahora sería una historia totalmente distinta. ¡Pero sería interesante!
En cierto modo, muchas cosas de la ambientación no cambiarían. Pero, por ejemplo, creo que ahora sí que hubiera especificado la raza de todos los personajes, y también el género y la sexualidad. Eso habría cambiado, porque en el sur esas cosas habrían dado pie al diálogo. Vamos, que lo que cambiaría sería la composición de la clase.
Creo que quienes construimos mundos tenemos responsabilidades. Y creo que si no incluyes, aunque sea mínimamente, personajes LGBT+ y personajes diversos en el mundo que estás creando, estás dando permiso a la gente para imaginar un mundo sin ellos, y me parece que eso no es algo que se deba permitir a nadie.
Hace tiempo trabajé en un piloto para la televisión, y había una escena con unos doce adolescentes jugando a un juego, como una especie de búsqueda del tesoro. Y yo dije: «Fijo que más de uno es gay». Recuerdo que uno de los otros guionistas me dijo: «Pero esta no es una historia sobre salir del armario...». Y cuando se lo conté a mi hije*, me dijo: «¡Los gays también resuelven crímenes! No estamos saliendo del armario todo el día, no es un trabajo a jornada completa».
Pero creo de verdad que vuestra generación está mejorando en esto. Por ejemplo, con Glee, uno pensaba: «¿Por qué no dejan que Blaine y Kurt estén juntos? ¡Es horrible!». Creo que así es como sucede el cambio: desde la gente joven.
*Nota de la traducción: se identifica como persona no binaria, así que Margaret utiliza los sustantivos «child», «kid» o el pronombre «they» (todos ellos de género neutro en inglés). A falta de una opción oficial para referirse a las personas no binarias en castellano, hemos optado por la flexión en -e.
Escribes cómics, videojuegos y novelas. Desde el punto de vista narrativo, ¿cómo te influye cada uno de estos medios a la hora de crear una historia?
Tengo un trastorno de déficit de atención (TDAH) bastante agudo, así que, para poder hacer algo, necesito querer hacerlo de verdad. Creo que por eso tengo una trayectoria laboral tan errática, que está basada en lo que me apetece hacer. Eso es lo que me ha funcionado a mí.
Me gusta examinar diferentes estructuras narrativas, las diferentes formas, los diferentes problemas que van apareciendo. Algunas cosas son similares en todos los medios: la ambientación, los personajes…
Los cómics y los videojuegos tiene muchas cosas en común: un gran pico de acción y un espacio muy pequeño en el que contar tu historia. Es como la poesía; todo tiene que ir hirviendo a fuego lento hasta quedar reducido a su mínima expresión. Eso no lo sabía cuando empecé en el mundo de los cómics. Escribía una página entera que tenía un montón de palabras cubriendo los dibujos, y entonces me daba cuenta y empezaba a pincharlas como globos: «¡Largo! ¡Esto ni siquiera era tan importante!». Probablemente la tele y el cine son parecidos: aprendes cómo combinar las palabras con las imágenes.
Cuando escribo una novela, normalmente oigo las voces de los personajes hablándome al oído, pero esto era pensamiento visual. Fue un gran cambio respecto a cómo solía trabajar. Es lo bueno de estar cambiando de un medio a otro: aprendes mucho sobre tus consumidores (lectores, jugadores, espectadores…) y eso cambia tu forma de escribir.
Aprendí a descartar ciertas cosas. Algo puede ser bueno… e innecesario. Y en ese caso, tienes que deshacerte de ello. Los autores noveles le tienen mucho cariño a sus palabras, a sus preciosas frases… Yo he escrito once libros, así que no me siento así de apegada, pero todavía tengo que aprender que algunas cosas tienen que irse si no encajan en la estructura, aunque sean buenas.
En España tenemos festivales literarios como el Celsius 232, donde encontramos un ambiente lleno de lectores y escritores. Sabemos que formas parte de la organización del YALLFEST y el YALLWEST en Estados Unidos. ¿Cuáles son las principales diferencias que has notado entre tus festivales y los nuestros? ¿Y qué hay del resto de países?
Adoro España, a mis lectores españoles, a los adolescentes españoles… Me encanta venir aquí.
En realidad, no noto demasiadas diferencias entre los lectores de aquí y los de Estados Unidos. Creo que los adolescentes se parecen más ahora que hace diez años. Internet ha creado una cultura (yo la llamo «la cultura Tumblr»). A través de mis hijes (especialmente a través de mi hije trans) he aprendido que su comunidad más importante puede crearse a través de Internet, y les dejamos que estén conectados cuando quieran porque sus mejores amigos no tienen por qué vivir necesariamente en Estados Unidos, ni siquiera tienen por qué compartir nuestro huso horario.
Creo que está llegando una ola de gente joven progresista, tolerante, y muy unificada. Y de verdad que tengo la sensación de que, llegados a este punto, es un cambio más generacional que geográfico.
Eso sí, ¡me encanta venir a España! Adoro el festival Celsius y su energía. ¡Y es un festival con mucha gente joven! A veces voy a la Comic-Con y todo el mundo es tan mayor… Y yo me pregunto: «¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Dónde están mis lectores?». ¡El Celsius es divertidísimo! Y gran parte de su éxito se debe probablemente a las personas, y al hecho de que los organizadores son parte del fandom. Saben lo que quieres, porque ellos quieren lo mismo.
Además, me impresionó comprobar lo mucho que se está trabajando para incluir a autoras y a miembros del colectivo LGBT+. Por ejemplo, yo normalmente no acepto moderar un panel en el que solo hablen hombres, y personalmente tampoco me gusta que en una mesa redonda los ponentes sean todos heterosexuales. Porque, de nuevo, ¡no es una representación real del mundo! Y si no llamas la atención sobre eso, entonces no cambiará nunca. Pero la comunidad de la literatura juvenil es cada vez más activa políticamente en Estados Unidos. ¡Porque no nos queda otra! Ya sabéis, con el presidente que tenemos, que no es muy heroico que digamos...
En el festival Celsius nos enteramos de que Cats vs. Robots (Gatos vs Robots) se publicará en España. Puede parecer una mezcla un tanto inusual, pero sabemos que estos libros esconden un mensaje profundo… ¿Podrías hablarnos de ellos?
Para empezar… ¡es que mi casa está llena de gatos y robots! Mi marido construye robots de verdad que persiguen a mis gatos, así que siempre estamos bromeando sobre que nuestra casa es como una guerra de gatos contra robots.
Sí, hacemos bromas al respecto, pero… pasamos mucho tiempo reflexionando sobre el binarismo y lo estúpido que es. Cats vs. Robots es una exploración sobre lo binario: ¿Existe alguna manera, más allá de la guerra, de que la gente que es totalmente opuesta pueda relacionarse? ¿Podrían, por ejemplo… hablar? Es un libro un poco bobo, disparatado, pero también es una gran idea que estoy dejando caer para que los lectores más jóvenes le echen un vistazo.
Cuando mi hije cambió de nombre y de pronombre —que es bastante más difícil en España, ya que mi hije utiliza «they»— puse un bote en mi escritorio con la palabra «they», y tenía que meter dinero cada vez que utilizaba con mi hije el pronombre que no era. Eso le hacía feliz, porque veía que yo me estaba esforzando… ¡y porque además le daba dinero!
No, pero en serio, fue una lección muy interesante. Las palabras tienen peso. Mi hije lo expresó muy bien: «Cada vez que te refieres a mí con un género con el que no me identifico, es como si me dieras una piedra. Y yo puedo aguantar una piedra. Puedo aguantar dos piedras. Pero al final del día, mi mochila está tan llena de piedras que casi no puedo ni llegar a casa, me siento enterrade bajo tantas piedras». Mi hije va a clase cada día y aprende una cosa, que es: «¿Os importan las personas como yo o no?». Y si no siente que la respuesta sea «sí», no va a aprender nada más. Los adolescentes no pueden aprender biología si la lección con la que están realmente ocupados es: «Yo no importo». Las estadísticas de suicidios en los niños trans… Puedes eliminar el ochenta por ciento del riesgo de que ocurra algo horrible cuidando el trato que reciben por parte de su familia y de sus compañeros. Me da igual si para ti, como padre, es algo difícil, vergonzoso o incómodo, o si es un inconveniente. Me da igual, porque literalmente es cuestión de vida o muerte.
Algo así cambia tu forma de pensar. Ahora veo a todo el mundo como «they». Me he dado cuenta de que cada vez utilizo menos los pronombres, porque me refiero a la gente por su nombre. Y también me ha dado por pensar… que las partes reproductivas son un criterio muy tonto para definir a alguien. El género es una construcción social; ¿por qué escogimos ese criterio, y por qué tenemos que seguir usándolo? Ahora veo a las personas como una suma de sus cualidades, y es muy útil: ¡me ha ayudado a ser mejor escritora!
Creo que vuestra generación entiende esto mejor que la mía: que lo importante es la persona, y que las relaciones son entre dos humanos, y ya está. Tengo muchos más problemas cuando hablo con adultos. Ahora, muchas veces me incomoda su ignorancia en ciertos aspectos.
Por eso queríamos que Cats vs. Robots hablase del binarismo. De hecho, fue mi hije quien ilustró la propuesta, y mi marido y yo escribimos el libro.
Hay un personaje no binario que se encarga más o menos de negociar entre esos dos bandos de la guerra, porque los entiende a ambos. Fue muy interesante trabajar esto. Por ejemplo, el 30 % de los estudiantes de institutos públicos en California rellenaron una encuesta y afirmaron no identificarse con ningún género. Creo que es algo generacional, es una manera distinta de ver el mundo, una en la que dicen: «No tengo por qué encajar en los moldes que me estáis dando». Mi hije no está en una transición de un género a otro, está en transición fuera del género.
Estoy muy contenta de que el libro vaya a llegar a España. Que se haya publicado ya es una victoria, ahora vamos a intentar que llegue a los colegios.
Nos gustaría que nos hablases un poco de tu experiencia con Marvel, primero escribiendo a la Viuda Negra y luego a la Capitana Marvel. ¿Cómo empezó todo?
Todo empezó con los videojuegos. Yo trabajé en el primer videojuego de Spiderman para consola, para Activision. Aunque no os lo creáis, era para la Playstation… 1. ¡Así de vieja soy! Y después, durante dieciséis años, tuve un estudio de videojuegos con mi marido. Hicimos Los cuatro fantásticos. De eso hace dos películas. Así que, cuando Marvel Press empezó a publicar, me llamaron a mí. Estaba muy emocionada de trabajar con la Viuda Negra, porque es un personaje problemático, difícil. Es imperfecta. Me gustaba muchísimo ese personaje.
Trabajar con el pasado de Natasha fue mucho más sencillo que con el de la Capitana Marvel. La Capitana Marvel en realidad era un personaje secundario, una especie de secretaria de la historia original del Capitán Marvel, que era un hombre. Ahora he escrito una miniserie de cinco partes que se combinarán en una novela gráfica titulada Life of Captain Marvel (Vida de la Capitana Marvel) y fue una oportunidad para aclarar sus orígenes antes de que saliera la película. Esta será considerada la historia de sus orígenes. Y su «viaje del héroe» es un desastre.
Yo provengo de un ambiente cristiano conservador. Cierto pariente mío tenía un letrero en la pared que decía: «Florece allí donde fuiste sembrado». ¡Yo florecería básicamente en cualquier lugar menos en el que me sembraron! Y la Capitana Marvel también era un poco así. Yo podía identificarme con ella, en cómo era eso de no sentirte, al principio, la protagonista de tu propia historia, cuando nadie cree que puedas serlo… ¡pero tú quieres serlo! Es una historia familiar muy personal y muy particular.
El primer número ya ha salido y, básicamente, arranca con la Capitana Marvel teniendo un ataque de pánico (¡porque eso es lo que hago siempre con mis héroes! Cuando me puse al mando de La Capitana Marvel, lo primero que hice fue llevarla a terapia). Se va a casa, y se cuenta mediante flashbacks la historia de cómo llegó a ser quien es. Se habla un poco sobre su madre, sobre su hermano… Trata de la humana que hay detrás de la Capitana Marvel y cómo esta se relaciona con la heroína.
A Marvel se le da muy bien eso. Ellos lo llaman «el mundo al otro lado de tu ventana»: las historias humanas son lo que realmente alimenta las historias de superhéroes. Como guionistas y escritores, sabemos que es cierto: las historias de superhumanos son sobre humanos y sobre no sentirse súper, y sobre cómo eso afecta a las partes de ti que quieres que sean «súper» y de qué manera pueden llegar a serlo. Me ayudaron mucho a entender esto.
Nos gustaría saber si has sentido un cambio muy grande entre la libertad de escribir Hermosas criaturas y Icons desde cero y el reto de tomar el relevo de un personaje con más de cincuenta años de historia.
El trabajo como escritor es muy parecido, porque de alguna manera estás enfrentándote a tus ideas. Cuando es tu propia historia estás dándole vueltas a lo que piensas y de qué manera podrías contarla. En cambio, con Marvel te estás enfrentando a ochenta años de cómics. En ambos casos te preguntas: «¿Cuál es la línea en común, la que es siempre igual, la esencia del personaje?».
Cuando estaba escribiendo el libro de la Viuda Negra, la gente me preguntaba de quién estaba enamorado el personaje o con quién salía. Y yo decía: «Eso es precisamente lo que no me interesa… ni lo que me va a interesar nunca». En lo que estoy interesada es en la naturaleza de su corazón, no en con quién sale. Y la naturaleza de su corazón es esa especie de línea común que atraviesa todos los años. En los cómics antiguos, las heroínas podían llevar medias de rejilla, y la Viuda Negra ha llevado algunos trajes horribles, al igual que la Capitana Marvel. Porque las mujeres aparecían originalmente en los cómics por sus cuerpos, para ser parte de la fantasía del héroe. Y esto se repetía a menudo. Pero progresivamente se ha llegado al entendimiento de que no es para eso para lo que están las heroínas, y me siento muy agradecida por ello.
Aunque Hollywood no siempre ha hecho eso. Nada me ha enfadado más que el final de la primera película de Kingsman, donde la gran recompensa era poder acostarse con la chica. Me pregunté: «¿De qué año es esto?». Y cada vez que se sigue haciendo algo así es como una bofetada. Al principio me daba miedo ver Deadpool, película que tenía muchas ganas de ver… Mi buen amigo Gerry Duggan escribió los cómics de Deadpool durante bastante tiempo, pero él no escribió las películas. Me asustaba pensar que tendría chistes sobre el colectivo LGBT+ y ese tipo de humor, que me resulta muy doloroso. No lo aguanto cuando es algo tan cercano a mi hogar y no haría pasar a mi familia por eso. ¡Pero cuando finalmente la vi fue todo un alivio!
Creo que esa es, en parte, una de las razones por las que menciono a mi familia siempre que me presento a alguien nuevo. En estas situaciones, me gusta pensar: «Ahora sí me conoces: conoces a gente así, conoces a una familia como esta», simplemente para conseguir un comportamiento más humano por parte de la gente. Pero los tiempos también están cambiando.
En una de tus charlas nos enteramos de que durante un tiempo fuiste la única mujer en la mesa de guionistas de Marvel. ¿Cómo fue esa experiencia?
Soy la segunda mujer en ochenta años. La anterior fue G. Willow Wilson, que escribe Ms. Marvel. Willow es increíble, acaba de tomar el relevo de Wonder Woman. Es tan buena… ¡Se me pone la piel de gallina de pensar en ella! Wonder Woman también me encanta.
Y ahora hay una más: Kelly Thompson, que ha participado en Rogue & Gambit, ha escrito para X-Men y acaba de empezar una aventura de Los Vengadores Costa Oeste. En Marvel ha habido excelentes guionistas mujeres, ¡el problema es que solo hemos sido tres! Y ochenta años es mucho tiempo. Los chicos se han portado muy bien conmigo y entienden el problema... La industria del cómic cambia muy lentamente porque las tiendas de cómics suelen estar en estados republicanos y el alquiler de una tienda como esta tiene que ser barato, así que están siempre en zonas pobres y no muy urbanas. Y generalmente las mujeres no se sienten cómodas acudiendo a ese tipo de lugares. Así que si escribes un personaje femenino nunca vas a tener tanto éxito hasta que las grapas se reimpriman como libros, que las mujeres podrán comprar online o en una librería. Es una especie de prueba injusta. Como resultado, cuando se trata de números individuales, los departamentos de marketing y ventas no suelen apostar por cómics protagonizados por mujeres, ni siquiera online.
Pero entonces mi jefa, Sana Amanat, se quedó al cargo como directora de Marvel Comics. Sana es una mujer musulmana, pakistaní-americana —básicamente ella es Ms. Marvel. Es su historia, se inspiró en su infancia. La desarrolló con Willow Wilson, pero es su infancia—. Cuando llegó a Marvel no creo que hubiera ningún título en activo protagonizado por mujeres. Llegó a haber veintitrés y creo que ahora hay diecisiete, en algo más de cinco años. No es lo ideal, pero sin duda es algo en lo que están trabajando.
¿Crees que hay más paridad en el mundo de la literatura juvenil?
Sí. Hay más mujeres que hombres en todos nuestros festivales y eventos. A los hombres les va bastante bien, pero la mayor parte del mercado son creadoras, lo cual ha sido muy divertido. La mayoría de las mujeres que conozco sostienen económicamente a sus familias, casi como superheroínas.
Resulta curioso: trabajo solo en industrias que son o todo hombres o todo mujeres. Es difícil ser una mujer públicamente en la industria del cómic, recibo un montón de amenazas de muerte. Lo mismo ocurre con los videojuegos. Pero lo importante es quién está presente cuando se toman decisiones, así que no quiero no hacerlo, porque es una oportunidad de cambiar las cosas. Resulta que me gusta hacer cosas complicadas; debe de ser que, de alguna forma, me resultan más gratificantes.
Además, me identifico mejor con los adolescentes para los que escribo. Me gusta esa forma de pensar tan flexible, la empatía de la juventud. Creo que es la diferencia más importante entre generaciones: la habilidad para plantearte que lo que alguien necesita quizá no sea lo mismo que tú necesitas.
De verdad pienso que ellos son los héroes, aunque suene cliché: los lectores. Y se ve especialmente en Estados Unidos, donde todo es tan complicado ahora mismo. Lo ves en adolescentes que van al instituto y están intentando que se cambien las leyes sobre armas, manifestándose. Creo que vivimos en un momento heroico, donde la juventud está dando un paso al frente y los adultos nos están fallando.
Si no estuvieras escribiendo los cómics de Capitana Marvel ahora mismo, ¿con qué personaje de Marvel te gustaría estar trabajando?
Siempre he querido trabajar en los cómics de la Viuda Negra, porque es un personaje del que he escrito más de doscientas mil palabras. No he tenido la oportunidad de controlar el arte para este personaje, así que está en mi lista de cosas que hacer antes de morir.
Siempre suelo decir a Iron Man también, porque es como una parte de mi personalidad. Hago chistes terribles como los de Tony Stark. Los chicos de Marvel me llaman Tony porque creen que escribo al Tony más parecido a Tony. Ahora que lo pienso, ha habido muchas veces en las que mi amigo Gerry Duggan, el antiguo escritor de Deadpool, quería que me quedara con Deadpool. Me dijo una vez: «Qué descarada eres. ¿Por qué la gente se piensa que solo los hombres podemos ser así de descarados? Eres la persona más descarada que conozco». Y yo le dije: «Gracias, Gerry».
Hoy día, las figuras de los superhéroes están en alza, tanto en las películas como en la literatura juvenil. Según Margaret Stohl, ¿qué es lo que hace a un superhéroe?
Un héroe es alguien que es la misma persona en cada habitación en la que entra. Esa es la definición de libro de texto contraria a Donald Trump, que cuenta una mentira distinta en cada habitación en la que entra. Un héroe tiene una verdad y la dice siempre.
Mis héroes son como mis hijes. Mis héroes son los jóvenes LGBT+ que atraviesan un infierno cada día. Tener cualquier tipo de identidad y que te digan que no puede haber un libro sobre ello o que tu identidad, tu propia identidad, es inapropiada… es una mierda. Esas son las luchas que llevas hasta el final. Las cosas no cambian hasta que alguien empieza a decir continuamente las verdades más incómodas y difíciles. Yo las digo. Vosotros tenéis que decirlas.
Las digo porque puedo decirlas. Esa es la otra cosa que aprendí de mi propie hije: si alguien le adjudicara un género erróneo y nadie se hiciera oír y corrigiera a la otra persona… estaría recibiendo otro mensaje: «A nadie le importa, estoy sole». Y eso es demasiado para une niñe. Esas cosas se tienen que desafiar en cada ocasión. Así que eso es algo que puedo hacer: puedo decir todas esas verdades, porque no me supone nada comparado con la persona que vive esa experiencia. Si no estás pasando por algo así, es tu trabajo estar en esa lucha, porque puedes estarlo y es menos costoso para ti personalmente de lo que lo es para la persona que, de otra forma, tiene una mochilla llena de piedras o policías racistas llamando a su puerta.
Vivimos en un tiempo confuso. Hay progreso y hay fracasos totales. Es como tener dos piernas que son de diferente longitud; no sabes caminar. No estoy segura de hasta cuándo vamos a poder aguantar sintiéndonos así, porque hay mucha gente que tiene miedo y sufre.
Así que sí, para mí un héroe dice la verdad y no cambia por nadie. Un héroe no tiene miedo de ser quien es y es leal. Un héroe dice: es mi honor y mi deber hundirme con este barco.