♦ Marissa Meyer nació en febrero de 1984 y parecía estar destinada a ser escritora, pues una de sus primeras palabras fue historia, y quiso serlo desde que descubrió que existía como profesión. ♦ Es muy fan del anime Sailor Moon desde adolescente, lo que la llevó a escribir fanfics en Internet con el seudónimo de Alicia Blade. Además, también le gusta mucho el cosplay, por lo que podrás encontrar fotos suyas disfrazada de sus personajes favoritos. ♦ En la universidad estudió escritura creativa y literatura infantil, y un máster en edición. Tras trabajar varios años de editora y también de correctora free lance, Meyer se dedicó al completo a la escritura. ♦ Ya antes de Cinder quiso mezclar la ciencia ficción y los cuentos clásicos: escribió una versión futurista de El gato con botas que sería la antesala de Las crónicas lunares. ♦ Tiene dos niñas adoptadas junto a su marido, con el que se casó en 2011. ♦ En España se han publicado los tres primeros tomos de Las crónicas lunares, pero la saga no culmina con el cuarto libro, Winter: existe una novela corta sobre Levana, Fairest; una colección de relatos que suceden a lo largo de la saga, Stars Above; y dos novelas gráficas que se sitúan tras los acontecimientos de Winter. |
¿De dónde procede tu interés por los cuentos clásicos y usarlos como base para narrar nuevas historias en contextos tan distintos como la ciencia ficción?
Los cuentos de hadas me han fascinado desde que era una niña y leí por primera vez La sirenita, de Hans Christian Andersen, ¡y me di cuenta de que no se parecía nada a la película de Disney! Así comenzó mi fascinación por las versiones oscuras y a menudo horripilantes de los cuentos que ha llegado hasta ahora. Durante mi adolescencia comencé a leer un montón de retellings (de autores como Garil Carson Levine, Robin McKinley, Shannon Hale y otros), y pensaba que me encantaría escribirlos yo también, pero me preocupaba que en el mercado hubiera ya muchos retellings y que yo quizá no pudiera darle a una historia clásica un giro lo suficientemente original y único. Hasta que hace diez años tuve la idea de combinar los cuentos de hadas y la ciencia ficción. Me enamoré de la idea y me dio la sensación de que tenía mucho potencial y de que podía explotarla de muchas formas distintas. Quería incluir los suficientes elementos icónicos de los cuentos (el zapatito de cristal, la caperuza roja, la manzana envenenada…) para que los lectores pudieran tener una sensación de familiaridad, pero que al mismo tiempo se sintieran arrastrados por una nueva aventura.
Es bien sabido que Cinder nació en un NaNoWriMo. ¿Cómo describirías la experiencia de comenzar una novela en un maratón de escritores noveles y acabar convirtiéndote en una autora leída por miles de personas a lo largo del mundo?
¡Ha sido increíble! Aún sigo participando en el NaNoWriMo siempre que puedo. (No estoy segura de que vaya a poder este noviembre, aunque tengo un proyecto esperando a poder desplegar sus alas, ¡así que ya veremos!). Lo genial de NaNo es que se ha convertido en una comunidad y cuando lo haces tienes la maravillosa sensación de ser parte de algo. La escritura es, en gran parte, solitaria: estás tú solo con tu ordenador, día tras día. Pero en el NaNo puedes unirte a los foros de discusión o a los maratones exprés de escritura de Twitter, lo que hace que toda la experiencia sea muy empoderante y divertida. Y, cuando un NaNo se publica o tiene tanto éxito como Cinder es como si todo el mundo lo celebrara contigo.
En Las crónicas lunares encontramos una gran combinación de elementos de carácter sociopolítico: las relaciones políticas internacionales entre los países de la saga, la exclusión social a los cíborgs o las tensiones entre los lunares y los terrestres. ¿Eran elementos independientes en un principio o fueron surgiendo según se iba desarrollando ese futuro del que quizá no estemos tan lejos?
Tenía una idea aproximada de los temas que debían aparecer en la saga, especialmente los relacionados con los derechos de los cíborgs y los prejuicios hacia ellos, pues formaron parte del proceso de creación de la historia y del personaje de Cinder desde el principio. En cambio, muchos de los temas nacieron de la trama de forma orgánica, especialmente cuando el mundo se expandió y se hizo más complejo. A pesar de que no es mi estilo tratar de escribir sobre grandes temas, ni moralizar o mandar un mensaje a mis lectores, es natural que dichos temas acaben surgiendo de manera natural al escribir historias con grandes estructuras y un universo rico en detalles.
Tanto Sin corazón como los cuatro tomos de Las crónicas lunares están protagonizados por personajes femeninos que deciden salirse del camino marcado para ellas.¿Cómo crees que estos personajes y el feminismo están influyendo en la literatura juvenil?
Nuestras (¡y nuestros!) adolescentes están prestando atención a las historias que les contamos, y espero que la maravillosa proliferación de personajes femeninos valientes, habilidosos, inteligentes y decididos hayan ayudado a empoderar a muchas de nuestras lectoras. Nunca olvidaré la primera vez que una lectora en una firma me dijo que estaba estudiando ingeniería mecánica (un campo dominado por los hombres), en parte porque se había sentido inspirada por personajes como Cinder. Fue increíble y un buen recordatorio de que las historias y las palabras que compartimos con el mundo pueden tener y tienen un impacto.
¿Qué es lo que más te atraía de explorar el pasado de la reina de corazones en Sin corazón y con qué otro personaje te gustaría hacer lo mismo?
Mi madre es una gran fan de Alicia en el País de las maravillas, así que crecí rodeada de esta historia y sus personajes. Fue bastante lo que Lewis Carroll nos regaló en este cuento: uno de los mundos más imaginativos de la historia de la literatura, poblado por algunos de sus personajes más peculiares. Pero lo que no nos dio fueron demasiadas explicaciones sobre ninguno de esos aspectos de su historia, lo que dejaba muchas puertas abiertas para que yo las traspasara y realizara preguntas a las que darle mis propias respuestas. La reina de corazones es una villana fantástica: ¡su temperamento es tan palpable que arrasa en cada escena! Pero sentía que había mucho más que saber sobre ella, y quería descubrir por qué estaba todo el tiempo tan enfadada. ¿Qué le había ocurrido? Era un terreno muy fértil para perderme en él con mi imaginación y Sin corazón fue, por supuesto, el resultado.
Sobre otros personajes, tengo en mente algún que otro villano de cuento de hadas en la cabeza, pero nada en desarrollo ahora mismo. Quizá algún día…
En los agradecimientos de Sin corazón cuentas que la idea de la novela surgió en una comida con tu agente, cuando te preguntaste por qué Gregory Maguire no escribía la historia de la reina roja. ¿Cómo ha influido la literatura de dicho autor en tus libros y qué otros autores te han marcado como escritora?
No estoy segura de si Sin corazón hubiera existido si Gregory Maguire no hubiese escrito Wicked. El libro me dejó asombrada: no solo por el talento de su prosa, sino por la facilidad con la que había gestionado la transición entre su historia y el mundo de Oz que nosotros conocemos. Eligió a una de las villanas más malvadas y la convirtió en un personaje fascinante y con una gran fuerza de voluntad con el que no solo podías empatizar fácilmente, sino que te ponías de su lado, y sirvió para cambiar la imagen que muchos tenían sobre la Bruja Mala del Oeste. Yo no sabía si sería capaz de hacer lo mismo, pero cuando tuve la idea de Sin corazón supe que quería darlo todo para estar a la altura del ejemplo que Maguire había asentado.
Y, por supuesto, ¡hay cientos de autores que me han impactado como autora! No podría ni empezar a nombrarlos a todos, desde los autores que leí en mi infancia, como C. S. Lewis o Roal Dahl, y David Eddings y Jane Austen durante la adolescencia; a autores más contemporáneos como Leigh Bardugo, Laini Taylor y Kristin Cashore. Estos son solo la punta del iceberg, por supuesto. Todo lo que he leído en mi vida me ha influido de una manera u otra.
Los superhéroes actuales están en nuestro imaginario como lo estaban en su momento (y siguen estando) los cuentos clásicos. ¿Cuáles crees que son los puntos en común y las diferencias entre lo que aportan los superheróes frente a los héroes clásicos en tu obra?
Lo que más me gusta de ambos géneros es su flexibilidad, ya sea por la magia (o la tecnología en la ciencia ficción, que también es como magia…), o la existencia de humanos con superpoderes. No hay límites para lo que un autor puede llegar a crear en esos mundos. Dicho esto, al escribir un libro de superhéroes yo pretendía rendir homenaje a los cómics clásicos y sus arquetipos. Quería que el lector ubicara Renegados en el mismo género que las historias de Marvel o DC, así que tenía bastantes expectativas en cuanto al tipo de superperdores o la construcción del mundo a la que elegí adherirme. Esto ocurre con cualquier proyecto, sin importar el género. Cuando se escribe un retelling de un cuento clásico, necesitas tomar decisiones sobre cuántos elementos del relato original vas a introducir, y cuánto te vas a distanciar de los caminos que ya se han recorrido sobre el tema. Como escritor, tienes que decidir qué reglas y limitaciones habrá y atenerte a ellas. Si no, pondrías en riesgo la autenticidad del relato. Por tanto, nos limitamos en nombre de la autenticidad, pero no en lo relativo al género que estamos escribiendo.
Algunos autores afirman que todas sus novelas pertenecen al mismo universo. ¿Se cruzarán los mundos de Las crónicas lunares, Sin corazón o Renegados en el crossover más ambicioso desde Infinity War o tus próximas novelas explorarán nuevos géneros y personajes?
¡Jaja! Diré que adoro y admiro a los autores que pueden gestionar que esa coexistencia llegue a buen puerto, y creo que todos soñamos con plantar pequeños «huevos de Pascua» dentro de nuestros libros para que los fans más acérrimos puedan conectar los universos. Es, literalmente, la fantasía de cualquier autor. Dicho esto, nunca he tenido el propósito de que hubiera ningún crossover entre los mundos de Luna, Maravillas y Gatlon City, y, en mi propia imaginación, creo que voy a mantenerlos separados. ¡Pero quizá los autores de fanfics piensen de forma distinta!
¡Muchas gracias!