Irlanda, Inglaterra, Italia, el antiguo Oeste, Egipto… ¿puedes contarnos cuál va a ser tu próxima parada en tus viajes literarios?
Por ahora no me dejan revelar nada, así que me conformaré con decir que estoy inmersa en la ambientación del tercer libro de Helena Lennox y me tiene completamente enamorada. Es algo muy distinto de todo lo que he hecho hasta ahora y está suponiendo un auténtico reto para mí.
Aunque tengan escenarios diferentes, todas tus obras están situadas en el mismo tiempo: finales del siglo XIX, inicios del siglo XX. ¿Qué te atrae de este periodo histórico?
Principalmente, el choque entre tradición y modernidad que se dio en el tránsito de un siglo a otro. Es además una época con la que me encuentro muy familiarizada (mi tesis versaba precisamente sobre la literatura artística decimonónica), y como la he tenido que estudiar en profundidad en cuanto a política internacional, sociedad, arte, moda, etc., me siento muy a gusto moviéndome en esas coordenadas cronológicas.
Eres profesora de Historia del Arte en la Universidad de Salamanca. ¿Saben en la universidad que también te dedicas a la literatura juvenil? ¿Son tus alumnos también tus lectores, o con tus apuntes de las asignaturas es suficiente?
¡La verdad es que no suelo hablar de ello, pero siempre se acaban enterando! Todavía me confunde un poco que se me acerquen algunos alumnos para preguntarme por los Lennox, pero también resulta muy emotivo; y si con ello puedo conseguir que se interesen aún más por una época histórica concreta y su arte, mejor que mejor.
Eres una autora muy activa en las redes sociales. ¿Cómo gestionas tu tiempo entre el trabajo como profesora, como escritora y como tu propia community manager?
Pues me esfuerzo al máximo para no estresarme, aunque a veces es complicado cuando tratas de abarcar tanto... Entre la universidad, la escritura, la promoción en redes, los viajes para las presentaciones, etc., cuesta mucho centrarse en una única cosa cuando toca hacerlo. Por suerte soy muy organizada (no me queda otro remedio, ya que también soy bastante despistada) y suelo recurrir a agendas, calendarios y post-its con recordatorios que dejo por toda la casa para no olvidarme de nada.
Sabemos que eres una escritora más de mapa (y muy trabajado) que de brújula. Además, en tu Twitter has comentado que utilizas esquemas de ritmo para planear la historia. ¿Cómo organizas la trama de las novelas?
Con mucha paciencia y tiempo, a veces durante dos o tres años antes de empezar a escribir. Nunca abordo un nuevo proyecto sin tener planificado absolutamente todo lo que va a ocurrir en él, porque necesito saber de antemano cómo va a estar construida la «arquitectura» de la novela: el reparto de los tres niveles de tensión, la colocación de las subtramas, la disposición de las pistas, los puntos de giro... Antes solía agobiarme bastante durante este proceso, pero he acabado acostumbrándome a ello y la verdad es que es la etapa con la que más disfruto. Me gusta imaginarlo como una sucesión de capas superpuestas: partes de lo más básico (la idea general o el tema que quieres abordar) para cubrirlo poco a poco con niveles de información más complejos, como tramas que se expanden, evolución de personajes y, finalmente, el tono general que quieres darle a cada historia.
Tus novelas tienen muchos detalles para darle ambientación y credibilidad a la historia. ¿Cómo es el proceso de documentación?
También muy lento, pero apasionante. Recurro a banderitas y post-its de diferentes colores para marcar las partes que me resultan más útiles en los libros y artículos que manejo; después apunto todas esas cosas en un cuaderno y organizo la información recabada en apartados como historia, sociedad, moda, gastronomía, etc. Lo más complicado que he hecho hasta ahora ha sido la documentación de La voz de Amunet, porque el Antiguo Egipto es tan complejo como fascinante y me ha llevado casi cuatro años sentirme lo bastante familiarizada con la época como para atreverme a abordar una novela así. La verdad es que al principio me entraba un vértigo tremendo solo con pensar en ello.
Muchos autores se escudan en el pasado histórico para relegar a sus personajes femeninos a papeles más secundarios en las historias. Sin embargo, en tus novelas están presentes los personajes femeninos que saben imponerse en una época donde los hombres acaparan todos los ámbitos. ¿Te sientes más cómoda en estas voces narrativas o responde también a un deseo de dar visibilidad a estas figuras?
Creo que es una consecuencia de mi propia evolución, como autora pero también como mujer. Hace diez años, mis protagonistas eran mucho más pasivas y conformistas, más acordes a lo que teóricamente se esperaba de una señorita victoriana. Pero, conforme he ganado seguridad en mí misma, mis chicas también lo han hecho, aunque me temo que nunca seré tan valiente ni decidida como Dora, Helena, Grace o Amunet. Precisamente es eso lo que más adoro de escribir: poder meterme dentro de otras personas para hacer cosas que no tengan nada que ver con mi realidad cotidiana.
Aunque hemos mencionado que tus novelas son de ambientación histórica, podemos encontrar en todas ellas algo de fantasía, de mitos. ¿Qué leyendas te parecen más interesantes de la tradición irlandesa, inglesa, india o egipcia?
¡No podría quedarme solo con una de cada cultura! Todas son fascinantes y me han interesado desde siempre, y de hecho suelen quedarse dentro de mí mucho tiempo después de concluir las novelas. Ahora mismo, diría que la cultura egipcia ocupa un hueco especial en mi corazón, principalmente porque es lo último con lo que he trabajado. Me enamora lo unidas que estaban en esa civilización la preocupación constante por el Más Allá y la pasión con la que apuraban los placeres de la vida, como las dos caras de una misma moneda.
Annabel Lovelace aparece brevemente en Dreaming Spires y en la trilogía de Helena Lennox también tenemos personajes de libros anteriores. Incluso en Silverville encontramos a un personaje con relaciones familiares con Irlanda. ¿Te resulta difícil despedirte de tus personajes? ¿Vas a seguir jugando con esos guiños a tus lectores a través de personajes anteriores?
Me resulta muy difícil porque suelo desarrollar un vínculo emocional tremendo con ellos, pero también me apasiona la idea de crear un universo propio donde, de algún modo, todas las historias están conectadas y los personajes pueden moverse entre ellas. Y sí, voy a seguir empleando este recurso en la mayoría de mis próximos proyectos.
Sabemos que en abril publicas La voz de Amunet. ¿Qué puedes adelantarnos sobre la trama? ¿Estás trabajando en alguna otra historia?
Se trata de una historia ambientada en Egipto y narrada en dos líneas temporales paralelas: los capítulos pares están ambientados en la época de Akhenatón y su revolución religiosa mientras que los impares corresponden a la campaña egipcia de Napoleón Bonaparte. Hay un personaje, Amunet, que se encuentra presente en ambas líneas, una heka o hechicera que se ve involucrada en una trama repleta de intrigas políticas, hechicería ancestral y amores prohibidos. Es la historia más especial de todas las que he escrito y estoy deseando que llegue el día de la publicación... y mientras tanto, me encuentro inmersa en la recta final de Helena Lennox III y he acabado hace poco de planificar Proyecto Agua, la siguiente novela que espero empezar a escribir después de Semana Santa.
Tus novelas a veces nos recuerdan a las de autores clásicos como Julio Verne o Emilio Salgari, porque ellos también escribían novelas de aventuras en ambientaciones desconocidas y escritas en pleno siglo XIX, pero también a la de algún autor contemporáneo como César Mallorquí, conocido por sus novelas de aventuras. ¿Qué referentes literarios tienes y qué novelas recomiendas a nuestros lectores?
Sobre todo los clásicos del XIX que más solía leer yo, de autores como Oscar Wilde, Charles Dickens, Charlotte Brontë o Louisa May Alcott. Aunque mi saga preferida siempre será Harry Potter: ningún libro me ha hecho experimentar nada tan mágico como lo que sentí a los quince años cuando abrí por primera vez el primer volumen.
Muchas gracias por la entrevista, Victoria.