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Reportaje central

10 dedicatorias inolvidables de la literatura juvenil

El Templo #87 (abril 2022)
Por Alicia D. Carballeira
1.398 lecturas

Las dedicatorias son una parte muy curiosa de los libros. Algunos autores prefieren no poner nada. Otros ponen una cita de otra obra que tenga que ver con su novela o que les recuerde a lo que quieren transmitir. También son muchos los que se lo dedican a familiares o amigos. Lo cierto es que, al final, no mucha gente se fija en las dedicatorias: porque son cortas, una anécdota entre una hoja y la siguiente, entre la portada y el mundo que el libro en cuestión esconde entre sus páginas. Las dedicatorias pueden servir para quedar bien con alguien, o para recordar a una persona que ya no está. Son tan parte del libro como el título o los capítulos, pero es más fácil que pasen desapercibidas.

En esta ocasión hemos decidido prestarles la atención que se merecen, y os traemos las que nos han parecido más divertidas, sinceras o, simplemente, enternecedoras.

1. La casa de Hades (Héroes del Olimpo IV), Rick Riordan

«Para mis maravillosos lectores:

lamento el suspense final.

Bueno, en realidad, no. JA, JA, JA, JA.

En serio, os quiero, chicos. No vamos a engañarnos».

Para quienes hayan leído la saga, el cliffhanger con el que termina La marca de Atenea es casi imperdonable, sobre todo cuando hubo que esperar casi un año para saber qué ocurría después. Sin embargo, todos sabemos cuánto disfrutan los autores torturando a sus lectores, así que no se trataba de algo poco habitual. Lo que no fue tan común fue la dedicatoria de esa continuación, La casa de Hades, donde Riordan se marcaba un #SorryNotSorry y admitía abiertamente y por escrito que había disfrutado dejando en vilo a sus lectores. Estamos seguros de que hay algunos que aún no se lo perdonan.

2. El Valle de los Lobos (Crónicas de la Torre I), Laura Gallego García

«Para Jack, el auténtico Kai».

Esta dedicatoria tuvo a los fans de Laura Gallego en vilo desde que se publicó esta novela en el año 2000 (hace ya veintidos años, casi nada). La autora explica en las curiosidades sobre el libro que Jack era uno de sus amigos imaginarios cuando era pequeña, y más tarde se convirtió en el protagonista de la trilogía de Memorias de Idhún. Para ella, Kai y Jack son personajes con una apariencia muy similar pero vivencias distintas que, al final, los convierten en protagonistas distintos. Tardaríamos cuatro años en poder leer a Jack y descubrir su historia, pero su nombre ya rondaba en nuestras cabezas gracias a esta pequeña dedicatoria.

3. La flor y la muerte (Olympus I), Iria G. Parente, Selene M. Pascual

«Para Finn, Poe, Lance y Keith. Por venganza y justicia.

Y para Oscar Isaac: sabemos que lo intentaste.

Y para ti, que eres irremplazable».

El queerbaiting y la decepción de ver que dos personajes que claramente funcionan bien no acaban juntos pueden ser muy frustrantes. Pese al avance en ese campo que se puede ver en la literatura y en el terreno audiovisual, todavía queda mucho trabajo por hacer, y las grandes producciones como Star Wars se lo toman con especial calma. Esto puede enfadar a los espectadores o lectores, que esperan con ganas verse representados en todo tipo de medios, y, en ocasiones, de esa rabia nacen nuevos proyectos que ofrecen al público lo que no han podido encontrar en otros sitios. Con esta dedicatoria Iria y Selene daban comienzo a su última saga, Olympus, aún sin terminar, la cual está llena de personajes LGTB+ y de todo tipo de colectivos que intentan ofrecer un refugio a aquellos que lo necesiten.

4. La flor de fuego, Alba Quintas 

«Para todos los que piensan que nunca un puñetazo, una bala o un bombardeo solucionaron nada».

El libro al que pertenece esta dedicatoria revisita una tragedia real, la del instituto Columbine, en Estados Unidos, donde un tiroteo alteró para siempre la vida de todos los estudiantes y trabajadores que lo vivieron. No fue una experiencia aislada (por desgracia, es algo que se repite cada poco tiempo), pero este caso fue especialmente mediático. La exploración de Alba Quintas en esta novela es cruda y realista, pero, a pesar de la aparente contradicción del lenguaje de la dedicatoria, el mensaje del libro es que la violencia no es la respuesta, ni la solución que suele hacer falta. En este caso, es un pequeño prólogo de lo que el libro está a punto de ofrecernos.

5. El castillo ambulante (El castillo ambulante I), Diana Wynne Jones

«Este libro es para Stephen.
La idea de este libro me la dio un chico durante la visita a un colegio, cuando me pidió que escribiera un libro llamado: "El castillo ambulante".
Apunté su nombre y lo guardé en un lugar tan seguro que no he podido encontrarlo hasta hoy.
Me gustaría darle las gracias de todo corazón».

La inspiración puede atrapar al autor en cualquier lugar. La dedicatoria de El castillo ambulante es una promesa que hubiera sido muy sencilla de olvidar, de perder en un bolsillo y nunca volver a pensar en ella. Pero Diana Wynne Jones se acordó de ella y lo dejó por escrito en las primeras páginas del libro, para que todo el mundo pudiera leerlo. Si esta novela termina alguna vez en las manos de ese niño, que ahora ya será un adulto, seguramente provoque una sonrisa y un recuerdo agradable, como hacen Howl y Sophie en la mente de muchos de sus lectores.

6. Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo (primera parte de la saga), Benjamin Alire Sáenz

«Para todos los chicos que han tenido que aprender a jugar con otras reglas».

A veces el mundo no parece tener muy en cuenta lo difícil que puede resultar ser adolescente, y todas las dudas que esa etapa trae consigo. En su libro, Benjamin Alire Sáenz trata de abordar algunas de ellas a través de Aristóteles y Dante, dos jóvenes que descubren el amor en el tórrido verano de 2012, y ofrecer posibles respuestas a todos esos lectores que se sienten perdidos. En ocasiones, como en esta dedicatoria, las palabras son una señal de que unas páginas más adelante podemos encontrar un lugar en el que sentirnos comprendidos durante un rato.

7. El proyecto, Courtney Summers

«Este es para mí».

Para el trabajo que exige y el tiempo que consume, pocos son los autores que se dedican sus libros a sí mismos. Puede que sea un acto de humildad, de agradecer a una persona ajena que escuche dudas, ruegos y teorías disparatadas. Pero en ocasiones, como ha hecho Courtney Summers en uno de sus últimos libros, los escritores merecen decidir que su novela no es para nadie más que para sí mismos.

8. Reinas geek, Jen Wilde

«A LOS RAROS, A LOS FANS Y A LOS GEEKS.
A LOS PROSCRITOS, A LOS INADAPTADOS
Y A TODO LO QUE HAY ENTRE MEDIAS.
LOS DÍAS DE ESTAR AL MARGEN HAN TERMINADO.
AHORA SOIS LOS SUPERHÉROES.
VOSOTROS SOIS MI GENTE, Y ESTO ES PARA VOSOTROS».

Es difícil ser diferente. No importa que las frases motivadoras y los entrenadores personales nos digan que hay que quererse a uno mismo. A veces cuesta, y el mundo nos recuerda que hay gente ahí fuera que no nos acepta tal y como somos. Por esa razón, aunque haya muchos lectores que pasen sobre esta dedicatoria sin prestarle demasiada atención, siempre habrá algunos que agradeceremos que nos pongan en mayúsculas y negrita que también podemos ser los héroes de la historia.

9. Corazón de tinta (Mundo de tinta I), Cornelia Funke

«Para Anna, que abandonó El Señor de los Anillos para leer este libro (¿qué más se puede pedir a una hija?).
Y para Elinor, que me prestó su nombre, a pesar de que no lo necesitaba, para una reina elfa».

No sabemos exactamente lo serio que es el hecho de que alguien abandone El Señor de los Anillos para leer otro libro, pero después de casi veinte años de su publicación creemos que Corazón de tinta se merece ese honor. A Cornelia Funke le pareció una situación suficientemente extraordinaria como para mencionarla en su dedicatoria, así que es probable que sea un tremendo halago que habla de la calidad de la novela en la que estamos a punto de sumergirnos.

10. Cada seis meses, Clara Duarte

«A mi gato y a Gabriel García Márquez, que son ambos, en esencia, y sin ninguna duda, bastante importantes».

Terminamos esta selección de dedicatorias con una autora nacional que es capaz de relacionar a su gato con Gabriel García Márquez. No es tan extraño como podría parecer, y nos provoca un par de carcajadas antes de empezar con la novela. Al final, una dedicatoria es una entradilla a un mundo distinto, y un adelanto de lo que podremos leer en los agradecimientos (a los cuales no siempre llegamos o en los que no siempre nos detenemos). Son elementos lo suficientemente importantes como para que el autor se pare a considerarlos para una mención especial y, en ocasiones, nos ofrecen unas buenas risas o una reflexión antes de comenzar la lectura.

Sea como sea, os invitamos a que leáis estas curiosas dedicatorias y que nos contéis en redes cuáles son vuestras favoritas. No tienen que ser largas, ni profundas, ni siquiera originales. Solo hace falta que os hayan llamado la atención. Seguro que hay muchas dignas de mención.