En esta cuarta entrega de la serie, Berta Mir recibe dos encargos: por un lado, averiguar quiénes son los padres biológicos de una joven clienta; por otro, resolver la situación de un chico que está sufriendo bullying en el colegio. Parecen trabajos fáciles, poco peligrosos, pero Berta está decidida a llegar al fondo de la cuestión y acaba viéndose envuelta en un caso de tráfico de drogas. Mientras tanto, su vida sigue adelante, y veremos cómo evoluciona su relación con su abuela, su padre, Lucas y el inspector Sanllehí. La combinación de todas estas tramas hace que El caso del martillo blanco enganche desde la primera página y lo haga sin perder realismo o verosimilitud.
Por su argumento, en el que todo encaja, y por sus personajes, principales y secundarios, que logran interesar al lector un libro tras otro, en El Templo de las Mil Puertas consideramos que El caso del martillo blanco es la mejor novela nacional perteneciente a saga publicada en 2013.
Gracias a sus casos anteriores, Wendy se ha vuelto muy popular en el cuerpo de policía, pero, mientras que algunos admiran su trabajo, otros creen que debería mostrar un poco más de humildad y dejar de meterse donde no le llaman. Roger y ella son los primeros en llegar a la escena de un asesinato, y los que ven aparecer a un adolescente con un cuchillo en la mano y la camisa ensangrentada, que confiesa haber cometido el crimen. Wendy está convencida de que el chico es inocente, pero ¿cómo lo va a poder demostrar si ni siquiera le dejan formar parte de la investigación? Una vez más, Andreu Martín nos deleita con una historia policiaca muy bien resuelta, que entretiene de principio a fin.
Clara ha vuelto a Colmenar, el peligro ha desaparecido y la joven tiene decidido qué hacer con su vida: irse a vivir con Bosco a la aldea de los inmortales. Pero un acontecimiento totalmente inesperado hará que la joven abandone al inmortal. Además, Clara recibe noticias preocupantes sobre Robin y decide ir en su busca, iniciando un viaje que la que la llevará hasta Florencia, la ciudad del Renacimiento, en la que todo es posible. Con esta novela, Esther Sanz cierra la trilogía que empezó con El bosque de los corazones dormidos con su habitual narración, que atrapa al lector, y con un final sorprendente, que no dejará a nadie indiferente.