El rey de Northumbría se muere. Su primogénito, aún un bebé, jamás será rey. Noerem lo sabe. Pero unas extrañas visiones le harán mirar mucho más allá de su hogar. Más allá del mar, donde dos reinos se mueren en una batalla que no parece tener fin. Donde una reina se esconde de su pasado y un rey no encuentra la forma de cambiar el rumbo de su país. El rey sonámbulo es el desenlace de la historia de Latos y Cadania, los dos países en los que Llanos Campos ha compuesto una saga épica, exquisita en lo narrativo y que bebe de la mejor tradición medieval. Un desenlace que, pese a su corta longitud, es toda una epopeya.
Por su narración de gran calidad y belleza, la profundidad de sus personajes y el preciosismo de la ambientación, así como por la épica que consigue con sus diálogos, en El Templo de las Mil Puertas consideramos que la mejor novela nacional perteneciente a saga publicada en 2019 es El rey sonámbulo, de Llanos Campos.
Todos los habitantes de Concordia son buenos ciudadanos, incluidas las hermanas March. La sociedad se encuentra en guerra y el Gobierno vela por la seguridad de todos, pero deben seguir las normas y tener una irreprochable conducta moral y personal. Sin embargo, en esta historia que mezcla los clásicos Mujercitas y 1984, las hermanas March pronto sospecharán algunos fallos del sistema y las bases de esa sociedad empezarán a tambalearse.
Buenas hermanas es un libro con el que, a través de un magnífico y cuidado narrador, iremos viendo cómo estas jóvenes se rebelan contra Concordia.
La mayor aventura de las Mystical está a solo una puerta de distancia (una puerta mágica, cósmica y sintiente, pero una puerta al fin y al cabo), y cuando el poder de Némesis empieza a crecer, no queda otra opción que cruzarla. Al otro lado está Umbria, la dimensión del caos, para la que definitivamente no están preparadas, si le preguntamos a Gala. Es una lástima que ya no haya marcha atrás...
La primera saga de Mystical cierra con su entrega más redonda una historia sobre la amistad con mayúsculas que derrocha creatividad, caracterizaciones muy ricas y más chistes terribles (y terriblemente graciosos) de los que somos capaces de contar.
A un lado del mar se encuentra la tierra de Viria, un lugar que nos resultará familiar, pues allí gobiernan los hombres. Al otro, en Gineyka, el orden social se invierte; es un matriarcado. En uno y otro continente hay quienes malviven bajo el yugo de los poderosos y quienes son discriminados por su identidad, y cuando sus respectivos dirigentes busquen la solución a sus problemas al otro lado del mar, bastará un pequeño toque para que se tambalee todo el sistema.
Con un refrescante narrador en tercera persona y una evocadora ambientación de corte steampunk, Iria y Selene construyen en El orgullo del dragón un nuevo universo de gran carga social e inmensa voluntad de cambio.
El Museo Británico no da tregua a los Lennox (aunque puede que esta vez se lo hayan buscado), y un nuevo encargo los lleva hasta Japón, donde deberán negociar con los Matsudaira la cesión de unos kimonos tradicionales para una exposición. Claro que si esta es una historia digna de contar no es porque la misión haya salido a pedir de boca. Tan solo hacen falta un par de cadáveres y un mágico incienso con la capacidad de traer de vuelta a los muertos para que los kimonos dejen de ser una prioridad.
El incienso de los espíritus pone broche de oro a la trilogía de aventuras de Helena Lennox, en la que Victoria Álvarez ha cuidado al detalle su embriagadora ambientación, exhaustiva documentación y unos carismáticos personajes de los que nos va a costar despedirnos.
Ysgrand solo era la punta del iceberg. Sobre la ciudad subterránea, un desierto repleto de peligros acechaba. Lucrecia y Ryder se perdieron en él. Muchos otros los siguieron. Esta la historia de esos que salieron a la superficie, pero también de los que había allí. Un lugar inhóspito, donde solo sobreviven los más capaces. Y dónde volverá a surgir la chispa del cambio. África Vázquez Beltrán regresa al universo de La ciudad de los ladrones con una nueva novela río que transporta al lector a un Egipto futurista y desolado. Su narrador, que consigue diferenciarse en más de una decena de voces, lleva al lector a través de una trama muy intrincada que explora de nuevo la lucha de clases desde la perspectiva del dominado.