Mary Wollstonecraft Shelley nace en Londres el 30 de agosto de 1771. Es hija de William Godwin, un político y filósofo miembro del grupo de los «Revolucionarios», y Mary Wollstonecraft, escritora considerada una de las fundadoras del feminismo. Por desgracia, la madre de Mary Shelley muere pocos días después del parto; este hecho la perseguirá hasta el fin de sus días.
Mary crece bajo el cuidado de numerosas institutrices y el cariño de su padre. Este abre las puertas de su casa a sus amigos con frecuencia, celebrando reuniones que permiten a Mary rodearse de los grandes poetas e intelectuales del momento, como el joven escritor Percy Bysshe Shelley. Mientras las demás mujeres hablan de temas triviales, Mary escucha los versos de «La reina Mab» y comparte miradas con Percy, hasta que, finalmente, huyen juntos y se casan.
Pero la historia de esta joven da un vuelco en una oscura noche de tormenta de 1816, en la Villa Diodati, en Suiza. Lord Byron ha invitado a Mary, Percy y Claire (hermanastra de Mary y amante de Byron) a pasar un fin de semana con él y su médico personal, John Polidori. Para entretenerse, Byron les lanza un reto: ¿quién de ellos logrará escribir la historia más espeluznante?
Esa noche, Mary soñó con un monstruo, una criatura que pasaría a la historia, producto del experimento de un científico que buscaba crear vida de la nada… Y así nació la semilla que germinaría en Frankenstein, un clásico de la novela gótica y una de las primeras obras de terror de la historia.
Mary Shelley. El sueño eterno es una novela gráfica creada por el escritor Alessandro di Virgilio y la ilustradora Manuela Santoni. En ella, el monstruo de Frankenstein se dirige en segunda persona a su creadora mientras narra de forma breve y concisa la historia de su vida, acompañándose de ilustraciones en blanco, negro y rojo. La novela nos sumerge en el corazón del Romanticismo, con grandes figuras de la literatura como Wordsworth y Coleridge, y a través de citas de la propia Mary nos transmite la pasión, el arrebato y la preocupación por lo existencial de finales del siglo XVIII.
Debido a su corta extensión, no puede alcanzar mucha profundidad y deja muchas cosas en el tintero, pero sus preciosas ilustraciones hacen que merezca la pena hacerse con esta pequeña biografía sobre la extraordinaria Mary Shelley.